Una novela para releer. Eso es algo que ma da infinita rabia y a la vez representa lo más destacable de este libro: no he sido capaz -en mucha gran medida- de comprender todos los dobles sentidos o únicos sentidos de sus descripciones, anotaciones, referencias temporales y espaciales, algunas con base en la realidad otras sin ninguna; se trata de un lenguaje altamente críptico, cuyas claves descifratorias, pienso, muy a menudo, sólo están al alcance del mismo autor. Son comparaciones tan personalísimas e íntimas, que hace falta un lector muy acostumbrado a usar su imaginación para intentar entenderlas, mejor dicho, imaginarles un posible significado.
Ese es el gran regalo de Nabokov, convertido en Humbert, narrador en primera persona, desde la soledad del calabozo y autosabiéndose loco, peor consciente. Que no escatima en subjuntivas y proposiciones aparentemente innecesarias y sin sentido en la narración. Adora los paréntesis y las exclamaciones que claman lo que en ese preciso momento siente. Que se olvida también de orden más lógico, o más sencillo, de ordenar las frases porque lo hace conforme a su perturbado sentido apreciativo; habla con ritmo, casi en verso, a veces, piensa en inglés o francés, inventa vocablos que ninguna lengua no le ha legado para llorar sus emociones, su risa disléxica… ¿Quién dijo que tuviera que ser fácil leer un libro, entenderlo por completo? En esto, desde luego, no me pilló por sorpresa la lectura. Como buen ruso, es un experto usando la lengua con fines estéticos.
De la historia hablaré lo justo. El mismo autor vaticinó, y así lo plasma en el post-scriptum (se llama así?) o texto firmado por él tras la novela, que la gran mayoría de lectores abandonaría la lectura de la novela -o al menos se lo plantearían- dado que llegado a un punto se convierte en algo lenta la narración. Algunos pueden pensar: podría haber eliminado parte de esas escenas. Yo creo que la estructura narrativa es perfecta, laxa, lenta, un viaje hecho dos veces e igualmente contado con la misma intensidad, pero idónea. Personalmente, además, pocas, poquísimas novelas me han permitido decir a su fin:»qué final más perfecto».
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TÍTULO=»LOLITA ( Vladimir Nabokov)»
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REFERENCIA Y AUTOR: «LOLITA ( Vladimir Nabokov)»
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mmmm a mi me ah tocado exponer sobre el temaaa i es interesante pero a lña vez tragicaa todos mueren ke triste final i mas para ella ke no tiene ni 15 años………!!!!!!
Es una tragicomedia excelente. Cuando decía que estaba leyendo Lolita todos me miraban como si estuviese diciendo que veo porno. Pero no es en absoluto pornográfica. No hay ninguna escena más erótica de lo común. Algún beso tal vez, o algún gesto o sentimientos sugerentes, pero no más.
Realmente es un libro que me ha emocionado mucho, hace que el lector se introduzca por completo en la cabeza de Humbert y llore todas sus alegrías o en la mayoría de casos, penas. Humbert es un personaje tan, tan patético, que en vez de desprecio, despierta lástima. Pobre desgraciado. Qué gran obra!