Fabulas, Luigi Fiacchi

Famosas por su gra­cia sentimental son las Fábulas de Luigi Fiacchi, conocido por su pseudónimo arcádico de Clasio (1754-1825), publicadas en 1807. Sencillas y ágiles, se hicieron pronto populares por la gentileza con que trazan situaciones de la vida y contingencias de la sociedad; al compararlas con las de Pignotti (v. Fábulas y cuentos) resultan de más agilidad, pero al mismo tiempo entur­biadas por una posición polémica de ideas y de intenciones que las aleja de una pura atmósfera narrativa. El autor sabe captar con gracia todo cuanto cautiva el alma de los niños: en una sonrisa hace notar la ver­dad de una palabra o de una observación de la vida. En el apólogo bastante amplio del «Cuclillo», éste cree ser el heredero del ruiseñor muerto por el gavilán y es objeto de burlas y malos tratos por parte de los demás pájaros; límpida y graciosa es «La niña y la sensitiva», en la que se expresa una competición de delicadeza entre la jovencita y la tierna planta.

A veces basta una rápida indicación a la manera de un epigrama para hacer florecer toda una situación: así el diálogo «El escollo y el diamante», que sirve para evidenciar el mé­rito y la virtud, aunque estén contenidos en tenues apariencias. A veces el efecto de una observación edificante puede estropear la construcción de una fábula, como en la amanerada «El niño y el gato», que se pro­pone mostrar los peligros de una exagerada familiaridad con lo que parece siempre bien y no lo es del todo. Su inspiración, sin em­bargo, es siempre tenue y escasa la variedad de sus composiciones, de manera que Fiac­chi, después de haber gozado en el XIX de una discreta fama de fabulista, es hoy sólo un recuerdo de antología.

C. Cordié