Nació en Éfeso en el siglo VII a. de C. Es uno de los primeros poetas elegiacos griegos, posiblemente el más antiguo de los que conocemos.
No hay manera de establecer con precisión los límites cronológicos de su existencia. En realidad, no sabemos si es verdaderamente anterior a Arquíloco, según afirma Estrabón (XIV, 647, y cfr. también Clemente de Alejandría, Stromata, I, 398), quien lo supone así por cuanto C. recuerda la ciudad de Magnesia, junto al Meandro, todavía floreciente, mientras Arquíloco la presenta ya en ruinas.
También el mismo Estrabón (XIV, 647, y XIII, 627) nos dice que C. había hablado en sus cantos de la destrucción de Sardes por los cimerios. Sin embargo, las alusiones, en los fragmentos conservados, a pueblos bárbaros — cimerios y trerios — son demasiado vagas para aventurar cualquier fecha. No obstante, cierto detalle permite situar a C. en una época bastante remota de la citada centuria: el hecho de que, aludiendo al origen común de Éfeso y Esmima, denomine a veces esmírneos a sus conciudadanos (Estrabón, XIV, 633).
De los escasos fragmentos del poeta llegados hasta nosotros (v. Elegías), sólo uno resulta interesante: un llamamiento de C. a sus compatriotas para que defiendan el país ante los invasores enemigos. Se trata de un pasaje oratorio, pero de elocuencia sincera y plena de vida.
Según parece, los antiguos no debieron considerar muy importante a este autor; sólo el gramático Proclo (Chrestomatia, 242, 19 W.) atestigua, con Mimnermo, su excelencia en el metro elegiaco.
U. Albini