Famosa revista literaria y artística fundada en 1821 en Florencia por el ligur Giovan Pietro Vieusseux (1779-1863), con el propósito de dar de tarde en tarde traducciones de revistas extranjeras. La obra divulgadora y científica ya iniciada el año anterior con el Gabinete de lectura, el primero en Italia, encuentra su afirmación de principio en el conocido Proemio con el que la revista iniciaba su vida: Vieusseux, de una manera modesta pero segura, trataba de merecer el interés de los lectores con la presentación de los mejores ensayos críticos y científicos de Europa. Sobre todo con la colaboración de los más conocidos literatos italianos, de quienes desde el tercer fascículo la «Antología» pudo tener artículos originales, que muy pronto mostraron la actitud literaria y política del periódico. Tendía a dar con equidad y templanza un valor nacional a las discusiones literarias, fuera de las competiciones municipales y regionales, y de modo que derivasen de ellas provechosos contactos de espíritus e ideas. Con las actividades debidas a Vieusseux la revista fue verdaderamente un documento fiel de la nueva vida italiana y de sus aspiraciones liberales; y contribuyó a hacer conocer bien «a los extranjeros Italia, e Italia a sí misma». Combatida por los reaccionarios y especialmente por Austria, la «Antología» fue suspendida en 1833.
Entre sus colaboradores (los artículos en su mayoría no están firmados, o a lo más, con iniciales) hay que recordar a Gino Capponi, Carlo Cattaneo, Luigi Cibrario, Pietro Colletta, Raffaello Lambruschini, Giuseppe Montanelli, Niccoló Tommaseo y Gabriele Pepe. Bastante conocidos son los artículos de Pietro Giordani sobre la importancia y la función del escritor, de Antonio Benci sobre Maquiavelo, de Giuseppe Mazzini («Un italiano») sobre el «Drama histórico» y «Acerca de una literatura europea», de Lambruschini sobre la pena de muerte. Por su alto sentido de libertad y de dignidad humana, la obra moderadora de la «Antología» (sobre la cual hay que tener siempre en cuenta un juicio de Foscolo que reconoce su gran importancia) ha de enlazarse con la del «Conciliatore» (v.) milanés. Enemiga de luchas revolucionarias y de bruscas soluciones históricas, la revista procuraba una lenta y segura educación de los espíritus. En ella se inspiró la «Nuova Antología» (v.) en 1866, nacida en Florencia cuando era capital del Reino.
C. Cordié