Arturo Onofri

Nació en Roma el 15 de septiembre de 1885 y murió en la misma ca­pital el 25 de diciembre de 1928. Desde su infancia gustó de la lectura, que pronto le puso en contacto con las corrientes más vivas de la literatura y de la filosofía euro­peas. Después de los primeros estudios, en­tró en el grupo de los poetas crepusculares que se reunían en torno a Sergio Corazzini (v.), y alternó períodos de intensa actividad con temporadas de soledad y meditación. En 1912 fundó la revista Lirica (1912-13). Como casi todos los literatos romanos de entonces, frecuentó la famosa «terza saletta» del café Aragno. Tomó parte en la primera Guerra Mundial. Desde el año 1920 hasta su muerte desempeñó un empleo en las oficinas de la Cruz Roja romana.

La producción de Onofri, en la que pueden distinguirse dos períodos ne­tamente diferenciados, comprende: Liriche (1907); Poemi tragici (1908); Canti delle oasi (1909); Prometeo (1911); Disamore (1912); Liriche (1914), que contiene una selección de las primeras colecciones; Or­questina (1917, v.); Arioso (1922); Trompe­tas de plata (1924, v.); Terrenidad del sol (1927, v.), título de un libro y al mismo tiempo de un ciclo en el que se incluyen: Vincere il drago (1928), Simili a melodie rapprese in mondo (1929), Zolla ritorna cos­mo(1930), Suoni del Gradi (1932). Impor­tante, porque aclara la especial orientación cultural y religiosa de Onofri, es el volumen Nuovo Rinascimento come Arte dell’Io (1925); y singular la aplicación de los prin­cipios expuestos en este volumen a la in­terpretación de Ja música wagneriana, en el ensayo «Tristano e Isotta» di R. Wagner (1924). Hacia 1915 cerró el período de los experimentos juveniles y lo encontramos in­merso en lecturas, investigaciones estilísti­cas y trabajos críticos. Su producción líri­ca, a partir de Trompetas de plata, se hace impetuosa y abundante: tres libros suyos de versos aparecieron uno tras otro, entre 1924 y 1928; y otros cuatro, póstumos.

E. Cecchi