Tito

[Titus]. En la Berenice (v.), de Jean Hacine (1639-1699), es el príncipe de la historia romana, que consideraba perdido el día en que no había hecho algún bien.

Antes de ser emperador amó a Bere­nice (v.), pensó en poder casarse con ella y le prometió hacerlo; pero más tarde su altísima jerarquía le impone la obligación de respetar la ley de la que ha pasado a ser protector. Y por deber, renuncia a la felicidad, resistiendo primero a las iras y luego al dolor de Berenice. Si ella quiere morir, también él morirá, pero no habrá faltado a su deber. Semejante firmeza, en la que se revela también su amor, conmueve a la mujer y la induce a renunciar a su desesperado propósito. En Tito se mani­fiesta una sencilla majestad y una alta conciencia de los deberes del príncipe, que ama y sufre como puede hacerlo todo hom­bre, y que en la renuncia necesaria y dolorosísima revela entera su humanidad.

En el Tito y Berenice (v. Berenice), de Pierre Corneille (1606-1684), la línea del personaje se pierde a través de lo complejo de la intriga: Tito está resignado a casarse con Domicia, como le había ordenado su pa­dre, pero al ver a Berenice llega a pensar en abdicar para poder casarse con ésta. Mientras el carácter de la mujer se exalta, ya que es ella quien tiene el valor de re­nunciar, Tito queda envuelto en una incertidumbre que no es ni heroica ni franca­mente apasionada.

V. Lugli