Titania

También Christian Martin Wieland (1733- 1813) hizo aparecer el personaje de Titania en su poema heroicocómico Oberón (v.). En él, la reina de las hadas acentúa su carácter apasionado y caprichoso.

Com­prensiva con todas las debilidades feme­ninas, no puede condenar a Rosita, que ha tenido un momento de debilidad, y logra con su astucia triunfar del severo Oberón, que quisiera avergonzar a la culpable. Ti­tania comprende que abrir los ojos a un marido ciego no siempre es hacerle un servicio y, como le interesa más la feli­cidad de los hombres que su virtud, pro­cura que la esposa logre engañarle a ojos vistas. Incluso cuando su propio consorte la arroja, airado, de su presencia, Titania se muestra exquisitamente femenina: sabe có­mo la quiere- su Oberón y, como buena conocedora de los hombres, sabe también muy bien que la separación será más do­lorosa para él que para ella, y por lo mis­mo, en su corazoncito, le perdona.

Y luego se entrega totalmente a auxiliar a la pareja humana de los puros y fieles de cuyo des­tino depende el suyo. Hace cuanto puede para aliviar las penas de Retia y «envuelta en rosada luz» y llena de compasión le presta su asistencia y le hace dar a luz en el sueño y sin dolor. Titania quiere la fe­licidad para sí y para los demás, y no pretende otra cosa; no es pedagoga ni si­quiera egoísta; es completamente inglesa, hija de Shakespeare y de Shaftesbury, toda gracia, ya que no toda virtud, y humana y filantrópica como conviene a una hada de la época de las luces.

G. F. Ajroldi