Tercer evangelista (v. Evangelio de San Lucas) y autor de la historia de la primera evangelización cristiana (v. Hechos de los Apóstoles).
Médico de profesión y antioqueno, es el más «erudito» de los autores del Nuevo Testamento. Escritor doctísimo y escrupuloso historiador, emplea a veces un griego de refinada elegancia, y en algunos casos no rehúye la imitación de modelos semíticos. Dante le definió como «scriba mansuetudinis Christi», y, efectivamente, Lucas se muestra sensible a cuantos dichos y hechos del Maestro expresan a lo vivo el espíritu de caridad del Evangelio. Dotado de una sensibilidad delicadísima, pone cuidadosamente de relieve el papel de las mujeres en la historia de Jesús, y narra con gracia inimitable los episodios de la infancia del Salvador.
El arte le debe todos los temas de inspiración evangélica más apreciados y frecuentes. Una tradición le hace pintor; de esta profesión conoció, si no la técnica, por lo menos el arte de una representación esencial y dramática de los acontecimientos. San Lucas recogió las parábolas de Jesús más expresivas y de supremo valor no solamente religioso y humano, sino también literario (cfr. las del Hijo Pródigo, el Buen Samaritano, Lázaro y el rico Epulón, el Fariseo y el Publicano, etc.). La obrita de los Hechos nos da a conocer un diario suyo de viaje animado y preciso.
Tuvo conciencia de ser el primer historiador del Cristianismo, y elaboró las dos obras con segura intuición y método riguroso. La presencia de su personalidad sólo se vislumbra a través del gusto y de la medida con que dispone y refiere el material que había ido recogiendo de fuentes incontrovertibles mediante largas indagaciones. Dijo Renán que el Evangelio de San Lucas es el mejor libro que jamás se haya escrito; y hubiera podido añadir que la personalidad de su autor es una de las más vivas y cordiales de cuantas gravitan en la órbita de los protagonistas principales de la historia del Cristianismo primitivo.
Además de ser el primer historiador cristiano, es también el primer artista de la nueva religión. En la escuela y la proximidad de San Pablo (v.), Lucas vivió un Cristianismo profundo, cuyos orígenes y primeros progresos expresó bajo el sello de la poesía y la verdad. Como los demás evangelistas (v. Marcos, Mateo y Juan), San Lucas ha sido objeto de una rica tradición iconográfica que se remonta al primitivo arte cristiano. Simbolizado al principio como uno de los cuatro ríos del Paraíso, se le representó luego bajo el aspecto de uno de los cuatro animales del Apocalipsis (v.), por cuyo motivo no es raro verle figurado en la Edad Media con la cabeza de toro sobre el cuerpo humano. Los pintores del Renacimiento, que le escogieron por patrón, le representan como retratista de la Virgen, o bien con una bolsa llena de instrumentos quirúrgicos.
S. Garofalo