Mr. Micawber

Personaje de la nove­la de Charles Dickens (1812-1870) David Copperfield (v.). Es un viajante de comer­cio sin dinero, y su figura se inspira par­cialmente en la del padre del propio nove­lista.

Como aquél, Micawber no logra nun­ca acabar de pagar sus deudas: los azares de la vida, a través de su febril fantasía) se proyectan en formas dramáticas y le su­gieren tiradas de pintoresca elocuencia. En realidad, es un temperamento de artista, desterrado entre las mercancías. Su secreto no es ser un incorregible optimista, sino vivir en un mundo propio, donde todo es más amplio, más sencillo y más rico que en el mundo real, y donde él desempeña el papel de principal personaje de una co­losal leyenda. Su imaginación opulenta y algo teatral ha eliminado de ese mundo todas las sombras mezquinas, todos los mi­nutos grises, todo cuanto es meramente racional.

Todo se ve a través de un velo ro­mántico y parece espléndido o siniestro, espantosamente negro o resplandeciente de purpura y de oro. La más desastrosa catás­trofe añade un nuevo capítulo a la ma­ravillosa historia que Micawber ve desarro­llarse ante sus ojos. En realidad, Micawber goza con todo: el mundo externo, tal como verdaderamente es, no puede hacer mella en él. Su obra de arte es su vida tal y como la concibe su imaginación.

En Mi­cawber, el imprevisor y el prolífico, Dickens da un flagrante mentís a la teoría de Malthus, que no veía para la civilización otro camino de salvación que la continencia, el cierre de las tabernas, el «birth control», la abolición de todo recreo y la economía más rígida para las clases pobres. Según tan sombrías previsiones, los individuos como Micawber sólo podían esperar la rui­na; Dickens, en cambio, le hace terminar como excelente magistrado colonial.

M. Praz