Personaje del diálogo de Platón (427-347 a. de C.) titulado con su nombre (v.). Es el famoso estratega ateniense procesado por corrupción después de la infortunada expedición a Sicilia; era amigo de Nicias (que aparece también en el diálogo) y presentó a la asamblea popular, para su ratificación, el proyecto de una tregua de un año, que Nicias había estipulado con Esparta.
Platón gusta de ambientar sus diálogos, especialmente en el período de mayor intensidad socrática, dentro del círculo urbano tan grato a su maestro: así en el Laques aparecen dos ciudadanos atenienses, Lisímaco y Melesias, y dos personas importantes por sus méritos políticos y militares, Laques y Nicias, ambos excelentes padres de familia preocupados ante todo por hacer de sus hijos unos ciudadanos dignos. Laques aconseja a sus amigos que sometan al juicio de Sócrates, a quien reconoce por hombre prudente y valeroso, el problema de la educación de los hijos.
Y con la intervención de Sócrates empieza una larga discusión acerca de la virtud y del valor — Lisímaco pretendía educar a sus hijos en la práctica de las armas — en la que Platón hace dialogar a Sócrates con Laques, valeroso general que murió en el campo de batalla, y que años antes había tenido ocasión de apreciar el valor de Sócrates en la aciaga jornada de Délos. Es notable el interés y la participación de todos en el examen del problema. Platón, esta vez, no se muestra en absoluto polémico con los interlocutores de su maestro, sino que los presenta con simpatía.
Laques discute con extremada honradez, aunque sus observaciones no brillen por su agudeza. En él y en los demás personajes del diálogo debemos ver a los ciudadanos entre los cuales Sócrates ejercía su misión de educador; hombres honrados y buenos que le apreciaban y le comprendían dentro de los límites de sus respectivas capacidades, que la interpretación platónica hace resurgir ante nuestros ojos.
A. Pasquinelli