En la Madame Bovary (v.) de Gustave Flaubert (1821-1880), Homais es el farmacéutico próspero, mediocre pero feliz en su mediocridad, anticlerical, volteriano, hablador y por lo demás siempre atento a sus intereses. Es el provinciano de la clase media de la época de Luis Felipe, que cree en el progreso y en la ciencia, pero es al mismo tiempo el pequeño burgués de todas las épocas, seguro y orgulloso de su superficialísima cultura, que no le deja lugar a la menor duda ni a la más leve inquietud.
Naturalmente, la fortuna le acompaña; y cuando los héroes de la triste historia caen vencidos, él permanece, triunfante, rico y condecorado. Homais es eterno como la mediocridad satisfecha y feliz, aunque su figura de anticlerical sea característica de su siglo, y su ingenuo y fanático cienticismo le ilumine con luz peculiar. La «burguesofobia» del autor, que a veces, por excesiva y obsesionante, le inspiró figuras grotescas y alejadas de la vida, aquí, al coincidir con los resultados de una aguda y vasta observación, dio lugar a uno de sus tipos más ricos en verismo, color y calor humanos.
B. D. Ugo