Protagonista de la novela Historia de Gil Blas de Santillana (v.) de Alain-René Lesage (1668- 1747). Gil Blas de Santillana nos narra, con serena y minuciosa objetividad, su historia de pícaro.
Y sus antecedentes españoles y picarescos El Lazarillo de Tormes (v.), Marcos de Obregón (v.), que es su modelo directo, Guzmán de Alfarache (v.), Estebanillo González (v. Vida y hechos de Estebanillo González), etc., se manifiestan evidentes no sólo en su identidad de vocación servil y errante, que es común a los protagonistas de todas estas novelas de carácter más o menos popular, sino también en la función idéntica que, por lo menos externamente, parece poderse atribuir al personaje de Gil Blas: el servir de pretexto para penetrar, a través de la articulación de una detallada autobiografía, en los estratos sociales más dispares, las condiciones humanas más variadas y los paisajes más diversos.
Sin embargo, en Gil Blas se observa una coherencia psicológica distinta de la de sus predecesores castellanos. Mientras el pícaro de los autores españoles se halla sometido a una condición que le mantiene al margen de la vida moral, Gil Blas se deja modelar por los acontecimientos, aprende la lección de éstos y nos la transmite. En muchos rasgos profundamente patéticos de su relato puede vislumbrarse, siquiera sea a través de un agobiante cúmulo de pruebas de vida y de la lenta complacencia con que se narran los más variados encuentros en medio del gran mar de la sociedad contemporánea, una historia que con razón puede llamarse de una experiencia humana.
Gil Blas es un solitario, un hombre que lucha y su filosofía es desesperadamente utilitaria y carente de toda luz ideal. Pero la prudencia que ilumina su ocaso burgués está preñada de melancolía. En su conciencia de la desolada falta de razón y de sentido que ha presidido los azares de su existencia hay que reconocer una anticipación de la dolorosa humanidad de los grandes solitarios de De Foe, y por ende de la novela moderna. G. Bassani