[Henriette]. Personaje de Las mujeres sabihondos (v.) de Molière (Jean-Baptiste Poquelin, 1622-1673), y protagonista del, por así decirlo, antipreciosismo del gran escritor, manifestado principalmente en esta comedia y en Las preciosas ridículas (v.).
Enriqueta es la creación predilecta de su teatro; la acompaña de la primera a la última escena con un sentimiento más fuerte que la simpatía y más elevado que el amor: casi una celosa paternidad que pretende, naturalmente, la felicidad de la hija, pero, ante todo, que la joven resplandezca, confunda a los necios y malvados y ponga de manifiesto las gracias de una clara inteligencia y de una buena educación.
Enriqueta posee ambas cosas: cuando expresa su disconformidad a su madre y a su hermana y cuando se retira de las ridículas conversaciones literarias lo hace sin insolencia, graciosamente, diciendo que no entiende en ello. Su finura y su gracia, sin embargo, no suponen hipocresía: la muchacha, que une a su inteligencia cierta picardía necesaria para navegar en las difíciles aguas de su casa — entre la timidez paterna y los desvaríos literarios de su madre y su hermana, admiradoras del fatuo Trissotin (v.) —, quiere alcanzar lealmente y a toda costa su objetivo, que se manifiesta claramente desde que ella aparece por primera vez en escena y empieza a expresarse: el matrimonio, la vida de una mujer de su casa y el amor conyugal.
De esta manera, siguiendo una vieja y apreciada tradición literaria francesa, Enriqueta representa el sentido común; aunque, como es natural, el autor no le ha impuesto un matrimonio de conveniencia, sino que ha querido unir el sentido común y el amor, para que el equilibrio y la pasión se dieran la mano en una alianza para toda la vida.
G. Falco