[Héloïse]. Figura hecha célebre por su correspondencia con Abelardo, filósofo y teólogo del siglo XII (1079-1142), bajo la cual se oculta la bella y erudita sobrina (1101-1164) del canónigo Fulberto, de la cual el autor estuvo perdidamente enamorado, hasta el punto de retirarse por ella al convento de San Dionisio, mientras la mujer amada renunciaba para siempre a su juventud, encerrándose por su parte en el monasterio de Argenteuil (v. Epístolas de Abelardo y Eloísa).
Como una nueva Eloísa se nos presenta la protagonista de la novela La nueva Eloísa (v.) de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), el cual quiso pintar bajo sus rasgos a Sofía de Bellegarde, condesa de Houdetot, a quien amó fervientemente antes de resignarse -a renunciar a ella y mantenerse en una respetuosa actitud de devoción. En efecto, Rousseau, que conocía el alma de aquella mujer, que insatisfecha por un matrimonio desdichado, se había entregado por completo al amor del apuesto poeta Saint-Lambert, pero luego supo transformar el tormento de su pasión en una devota amistad y una contemplación puramente espiritual, quiso hacerla revivir en una figura que reuniera a sus gracias las más raras virtudes.
En una época de corrupción, quiso componer una obra que sirviera de alimento a los buenos, por la pureza de los sentimientos que en ella se reflejan, y que exaltara al mismo tiempo a la mujer, reivindicando su dignidad, en la aceptación del sacrificio y del deber y en el ejercicio de las nobles virtudes familiares. Eloísa, pues, se convirtió, gracias al epistolario de un amante desdichado y a la novela de un filósofo evocador, en el tipo de la amada purísima, casi la esposa mística, de quien renuncia a toda proximidad que no sea espiritual. A pesar de todo, no es una figura artificiosamente «angelizada», sino que se mantiene solidaria con el alma y el pensamiento masculinos, tal como podían imaginarla y venerarla aquellos dos racionalistas apasionados y atormentados que fueron Abelardo y Rousseau.
M. Maggi