Protagonista de la novela El coronel Chabert (v.) de Honoré de Balzac (1799-1850), es uno de aquellos sencillos héroes de la aventura napoleónica a quienes su valor y una especie de primitiva grandeza de alma han llevado hasta los honores y la gloria.
Dado por muerto en la batalla de Eylau (1807), después de no pocas calamidades y de un largo confinamiento en un manicomio, regresa a París, pobre y desconocido. El Imperio ha caído; la bella esposa que Chabert amó tanto ha contraído nuevas nupcias con el conde Ferraud, y empieza fingiendo no reconocer a aquél para no renunciar a su nueva brillante posición. Ayudado por unas cuantas personas compasivas, el viejo y noble militar lucha por reconquistar su nombre y su situación; pero el vil engaño de su mujer, que en un determinado momento finge amarle todavía para arrebatarle las armas legales de que dispone, le acarrea un tal hastío de la vida que Chabert renuncia a todo y vuelve voluntariamente a sumergirse en la sombra, aguardando la muerte en un asilo de pobres.
Algunos rasgos de su mentalidad y de su historia pueden hacernos ver en Chabert a un precursor de los personajes pirandelianos; pero en realidad, no es tanto un representante del drama de la personalidad como uno de aquellos vencidos hacia quienes el pesimismo de Balzac se inclinaba con sincera emoción: almas demasiado sencillas y puras en su modestia para triunfar en los combates de la vida.
Y el drama de Chabert se incorpora al de la generación de los héroes de la gran aventura napoleónica, que, una vez caídos de su sencillo mundo de gloria y de disciplina militar a las sutiles complicaciones de una sociedad totalmente burguesa, no pueden hacer otra cosa que rendirse y desaparecer, si son buenos, o dar rienda suelta a sus energías, cuando son de temple menos honrado, arrojándose a una ambición feroz, que puede llevarles hasta el delito, como a Bridau, o hundirse en el vicio que les conducirá a su aniquilamiento, como ocurre con el barón Hulot (v.).
M. Bonfantini