[Herzog Ernst]. Es el héroe de un poema medieval alemán que lleva su nombre (v.) y que se ha conservado en varias versiones, la más antigua de las cuales, del año 1180, sólo fragmentariamente ha llegado hasta nosotros.
Hasta qué punto la figura del duque Ernesto responde a una realidad histórica, es imposible precisarlo, ya que en él se funden dos personalidades: la de Ludolfo, hijo de Otón el Grande, y la de Ernesto, hijastro de Conrado II de Suabia. Violento, rebelde y afanoso de aventuras, el joven Ernesto se asemeja a todos los héroes de la épica de los «Spielmánner» (o juglares). Uno de sus rasgos característicos es su amistad por el conde Wetzel, que responde a la realidad histórica de la amistad del duque Ernesto por el conde Werner von Kyburg.
Esta amistad, probada a través de peligrosos viajes y aventuras, sitúa a Ernesto y a Wetzel al lado de otras parejas de amigos famosos en la épica medieval alemana y francesa, como Athis y Prophilias, en un anónimo poema turingio, Engelhard y Dietrich en la obra de Konrad von Würzburg, Perceval (v.) y Galván, en la de Wolfram von Eschenbach, etc. El carácter de Ernesto está dibujado con poca claridad, porque es evidente que el autor se interesa más por el relato de las aventuras que por el análisis psicológico de los personajes.
El tema del duque Ernesto tuvo una discreta difusión. Aparte el fragmento franco- rrenano y la refundición bávara, existe una versión en prosa latina; se conserva también un gran poema atribuido a Ulrich von Eschenbach, el imitador del estilo dorado cortesano en la corte de Bohemia, una versión en hexámetros latinos y finalmente otra popular en prosa, que se conservó hasta principios del siglo XIX. El poeta del romanticismo suabo, Ludwig Uhland, escribió sobre el mismo asunto un drama, Ernesto de Suabia (v. Duque Ernesto).
M. Pensa