Sir Francis Drake, nacido en Tavistock (Devon, Inglaterra), probablemente en 1539, y muerto en Nombre de Dios (Panamá), en 1596, cuando estaba llevando a cabo su último ataque contra la América hispana, es un navegante británico que cimentó su fama en lucha contra el poderío naval español de la época de Felipe II.
Llamado por los españoles el «Dragón», sus hazañas en los mares, en el momento en que Felipe II e Isabel Tudor de Inglaterra dirimían la supremacía en el Occidente europeo, le rodearon de una aureola, mezcla de temor y de admiración. Lope de Vega contribuiría a inmortalizar su recuerdo con el poema épico La Dragontea (v.). Drake tomó parte activa en la derrota de la Armada Invencible, así como en los intentos — fallidos — del pretendiente al trono portugués, don Antonio de Crato.
Como ya hemos apuntado, el odio y el horror que inspiraban en España las hazañas piráticas del «Dragón» hallaron su concreción literaria en el poema épico La Dragontea, de Félix Lope de Vega (1562- 1635), escrito en 1596 — a raíz de los fracasos de Hawkins y Drake, a que acabamos de referirnos — y publicado en 1598. En este poema, el tema americano y el consiguiente forcejeo naval anglo-hispánico aparecen mezclados con la lucha entre el catolicismo y el protestantismo en la fase final de las guerras de religión de la segunda mitad del quinientos, protagonizada por Felipe II e Isabel I Tudor.
La Codicia, bajo el aspecto de mujer — alusión a la reina inglesa—, sugiere al «Dragón» un ataque alevoso contra las posesiones indianas del Imperio hispánico. Pero, en la fase resolutiva de la expedición, Dios protege a los españoles, quienes logran rechazar a los herejes y Drake encuentra la muerte en Nombre de Dios, donde precisamente el pirata había comenzado su carrera.
J. Reglá