Crampton

Personaje de la comedia de George Bernard Shaw (1856-1950) Nunca puede saberse (v.). Casó con una de aque­llas áridas e igualitaristas intelectuales cuyo soplo no hay nadie que pueda resistir sin daño.

Separóse luego de ella, aun cuando no lo suficientemente presto para no dejar en sus manos un terceto de hijos; ahora, después de dieciocho años, vive más bien misántropo que solitario, y reverencialmen­te temido por un joven dentista que no puede pagarle seis semanas de alquiler que le adeuda.

Este sentimiento sirve como clima de introducción burlescamente tem­pestuoso al principio de la comedia, en que la mala suerte le hace aparecer invi­tado a comer por sus hijos, a quienes no reconoce, juntamente con el médico deudor y la mujer, que les aguarda a todos en el hotel. Cualquiera puede, a grandes rasgos, imaginarse las escenas subsiguientes, aun cuando no prever su conclusión en el no­viazgo de Gloria, la hija mayor, con el joven dentista.

Arrastrado por la inercia de las situaciones inverosímiles (que por otra parte constituyen muy a menudo la misma esencia de la realidad), el^ anciano Crampton pierde el dominio de sí mismo, y acaba incluso por ceder, alegrarse y bai­lar como un oso en una feria. Semejante matrimonio le parece realmente absurdo, y así lo manifiesta. Pero un abogado le res­ponde que todos los matrimonios son insen­satos, como lo es también, en general, na­cer, casarse y vivir, siendo únicamente ra­zonable el morir.

No obstante, Crampton no es un personaje bufo. Es, más bien, un her­moso árbol, una bella encina trasplantada a un ambiente que no es el suyo, a un invernadero en el que una invasión de roe­dores y muchachos irresponsables le condena a ver sus ramas arrancadas y a ser despojado de todas sus hojas; pero aun cuando los muchachos cuelguen columpios de estas ramas y las hojas sean arre­batadas por cualquier débil mano, ello no deja esencialmente disminuida la imagen del árbol.

R. Franchi