Personaje de la trilogía Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno (v.) de Giulio Cesare Croce (1550-1609). En contraste con su padre Bertoldo (v.), campesino astuto e interesado, Bertoldino da pruebas, desde sus primeros actos, de una extravagancia continuamente excitable y una fantástica tendencia hacia una absurda comicidad que utiliza todos los recursos de la risa.
Los pretextos de las extravagantes manías de Bertoldino son mínimos e insignificantes, por lo que no llevan a sospechar una reacción legítima; y así, cuando principia la aventura cómica de Bertoldino, creemos hallarnos ante una ditirámbica ficción de mímica y melindres, de imágenes grotescas y chocantes escenas en las que la realidad se ve alterada y descompuesta loca e inconscientemente.
Bertoldino, que, de noche, con frenesí y desesperación, echa al estanque el oro del rey, el cofre y la harina sobre las ranas que croan, es una prueba de esta abstracción de la realidad y de esta actuación en el dominio de lo absurdo; y únicamente desde este punto de vista deben ser analizados todos los restantes acontecimientos: cuando empolla los huevos de ganso; cuando se azota hasta sangrar para sacarse las moscas de encima; cuando corta las orejas al asno en la creencia de que así le obliga a escuchar, o cuando embriaga a las grullas y hace que le lleven por los aires.
Su inconcebible y maravillosa aptitud para provocar situaciones divertidas convierte este personaje en uno de los más fantásticos y afortunados prodigios de la historia de la risa. Bertoldino, ciertamente, con su dulce tranquilidad y su disposición ingenua a la admiración, con sus extraños arrebatos y sus empresas paradójicas, se presenta en un ambiente de exaltación descuidada y alegre.
M. De Micheli