Hija de Autólico, esposa de Laertes (v.) y madre de Ulises (v.). Muerta mucho antes de que su hijo pudiera regresar a la patria, Anticlea se aparece a Ulises durante el descenso de éste al mundo de ultratumba, en el canto XI de la Odisea.
Ulises, que nada sabe de los suyos, empieza preguntándole cómo murió y luego le pide noticias de Laertes y de Telémaco (v.), de si viven y conservan el poder real, y finalmente de Penélope (v.), inquiriendo si le sigue siendo fiel y si espera todavía su regreso. Anticlea describe el lento discurrir del tiempo en Itaca y la espera de los familiares: Penélope pasa el día y la noche aguardando, Telémaco vela por los bienes paternos y Laertes ve pasar sobre sus campos las estaciones, ya que permanece constantemente lejos de la ciudad.
En cuanto a ella, el anhelo de volver a ver a su hijo le ha quitado la vida. Éstas son las primeras noticias que Ulises puede recoger acerca de los suyos. Así se entera de que todo sigue igual que cuando partió, pero ello no le consuela. El poeta de la Odisea, que procura pintar los momentos más patéticos de la vida de sus personajes, insiste más bien en esta escena sobre la desazón de madre e hijo, a quienes aun el abrazo está prohibido.
Anticlea vuelve a ver Itaca a través de sus lamentos por la vida, y al revivir las circunstancias por las cuales murió; en Ulises, por su parte, todo otro sentimiento es vencido por la piedad filial. Aquél es precisamente el momento, opaco e inanimado en medio del mundo del más allá, en que la patria le parece más lejana que nunca.
F. Codino