[Angió, uomo d’acqua]. Novela de Lorenzo Viani (1882-1936), publicada en 1928. Con la acostumbrada y sagaz habilidad del artista de los Navengantes (v.) y del Regreso a la patria está representada vivamente la existencia de un enano de Viareggio. Angelo Bertuccelli, llamado Angió, no tiene un momento de paz: tanto menos cuando, después de una gran tempestad y un juramento propicio, ha abandonado el «barco» — el «Dédalo» — y se ha dedicado a las cosas de tierra adentro. El ser pequeño le lleva desde el nacimiento a encontrar desgracias a cada paso; además su carácter arrogante y satisfecho de sí mismo le hace disputar con todos. Un poco por juego y otro poco en serio, todos le hacen comprender que es inoportuno; pero él, a fuer de desgraciado y lleno de fe en la vida, tiene por su parte madera de «mareante» y es «hombre de honor y de respeto». Angió lucha con la vida para sentirla más bella. Con los otros personajes, entre los cuales cierto Fello, una especie de veterano del océano, combina amistades y litigios, formando un grupo incomparable, cuyas conversaciones y aventuras inspiran páginas francamente caricaturescas.
La actitud, que parece satírica y no lo es, encuentra su representación en los mismos dibujos con que el escritor-pintor comenta la narración: si las gestas son casi picarescas, con las porfías, villanías y actos jactanciosos de hombre de mar obligado por un juramento a vivir en tierra como todos los demás, las ilustraciones establecen perfectamente el contraste entre el hombrecillo altanero y el mundo restante, compuesto de gentes nervudas y acostumbradas a lo sólido, aunque con la inteligencia menos aguda. Las bravuconerías del enano (interesante aquella en que destruye la tela de un pintor que está representando la escena de un naufragio) revelan en él una bondad nativa, un sufrimiento ante el mundo traidor y al mismo tiempo el deseo de conocer siempre cosas nuevas. Así de aventura en aventura Angió vuelve al mar para morir en una tempestad espantosa. La obra abunda en impresiones y costumbres de marineros y el mismo empleo de un léxico de términos y expresiones marítimas, explica su carácter evocador de pintura de costumbres. Sustancialmente se enlaza con otros libros del autor y particularmente con el épico Bava.
C. Cordié