Yo me Encontré, Doncellas, una Hermosa Mañana, de Angiolo Poliziano

[I’ mi trovai, fanciulle, un bel mattino]. Entre las poesías llama­das menores de Angiolo Poliziano (1454- 1494) — y menores no quiere significar más que menos amplias de construcción, y como improvisadas y fugitivas — esta balada, en octavas con estribillo, y la otra, tan célebre como ella, que canta gozosamente Bien venido mayo (v.), son las más exquisitas, armoniosas y encantadoras, y pueden con­siderarse lo más florido de todo el arte polizianesco. «A mitad de mayo en un verde jardín» el poeta se encuentra cogiendo «flores nuevas», juvenilmente alegre en sus fantasías y deseos.

Pero he aquí que ve las rosas en los distintos momentos de su breve vida y rápida belleza, y cifra en ellas una imagen de los fugaces goces humanos. Pero esto es estropear una cosa tan leve y de una ternura primaveral. Pequeñas cosas puras, como en algunas poesías líricas grie­gas. Carducci, a propósito de esta poesía, recordaba a Anacreonte. A nosotros los mo­dernos, la canción de Poliziano nos da una idea del vago y espiritual florecimiento de la poesía italiana del siglo XV, después del largo crepúsculo que sucedió a la muerte de Dante, Petrarca y Boccaccio.

F. Pastonchi