Wally, la Escéptica, Karl Gutzkow

[Wally, die Zweiflerin]. Novela del poeta alemán Karl Gutzkow (1811-1878), publicada en 1835. La heroína es una joven mundana que ama a César, consumado escéptico, y es amada por él. Con todo, Wally ha decidido casarse con un viejo embajador sardo, a quien no ama; para contraer con César una especie de ma­trimonio simbólico, espiritual, hará que él la vea desnuda el día de su boda, imitando así una escena del antiguo poema alemán Der Jüngere Titurel (v. Titurel).

En el frí­volo París del período que siguió a la revo­lución de Julio, Wally lleva una vida de gran dama. Su cuñado, el joven conde Jeró­nimo, carbonario, la persigue con su loco amor, que el codicioso marido explota para sacar dinero. Cuando Jerónimo se mata, Wally vuelve a encontrarse con César, y huye con él a Alemania; aquel hombre se aleja pronto de ella para casarse con una rica amiga hebrea; por el diario de Wally nos enteramos de lo que ha sufrido y go­zado junto al hombre a quien amaba. El escepticismo de César, que hallamos expues­to en el capítulo dedicado a las «Confesio­nes sobre la religión y sobre el cristianis­mo», ha exasperado las dudas espirituales de Wally, y acabará por conducirla a la des­esperación y al suicidio. No se trata de una verdadera novela, sino en realidad de una sucesión de episodios colaterales con los que alternan numerosas páginas de memorias.

El autor ha querido representar el destino de una mujer en la que, bajo una superficie de despreocupación, se ocultan profundos conflictos espirituales, pero además de este tema hay en el libro tendencias polémicas en que se vuelven a encontrar las ideas fun­damentales de Uriel Acosta (v.); la nega­ción del matrimonio, la lucha por el pen­samiento libre, contra los impedimentos de los teólogos y de los eclesiásticos, contra el «gran fantasma espiritual del siglo», la reli­gión, que es el resultado de la desespera­ción. César es figura característica de la época de la «Joven Alemania», «carácter genial y fuerte», de escepticismo crónico y displicente, y su amor por Wally está col­mado de las ideas abstractas de humanismo y de igualdad espiritual. Para ver con qué inocencia e ingenuidad es concebida por Gutzkow su teoría de la «emancipación de la carne», léase la escena famosa en que Wally se presenta desnuda a su amante; el autor no se había propuesto sino expresar su adoración por la belleza femenina.

Con todo, aquel episodio indujo al literato Wolfgang Menzel a denunciar aquella obra, lla­mando así la atención de la policía contra todos los poetas de la «Joven Alemania»; y más tarde el autor de este libro fue conde­nado a tres meses de prisión. El valor de Wally no reside tanto en su significado ar­tístico, indudablemente muy limitado, como en las resonancias literarias que suscitó.

A. Feldstein