Vida, Poesías y Pensamientos de Joseph Delorme, Charles-Augustin de Sainte-Beuve

[Vie, poésies et pensées de Joseph Delorme]. Primera colec­ción de poesías de Charles-Augustin de Sainte-Beuve (1804-1869), publicada en 1829. La ficción de un amigo precozmente des­truido por el mal romántico, mal sutil, y que le ha dejado depositario de su diario íntimo, de sus versos o de sus apuntes lite­rarios, permite a Sainte-Beuve dar la pri­mera muestra de una novela autobiográfica que el autor llegará a desarrollar en Vo­luptuosidad (v.).

Por lo tanto, el elemento autobiográfico de la obra, en su conjunto, no es proporcionado solamente por una semejanza de casos exteriores (como Sainte- Beuve, Delorme, que ha crecido junto a su madre y una tía, acostumbrado al tra­bajo y embebido de austeridad religiosa, va de la provincia a París, donde los estu­dios de Medicina ponen en crisis sus con­vicciones y lo desprenden ferozmente de su vocación poética, reconquistada, finalmente, como un hilo de esperanza que conducirá al poeta a la nueva experiencia de las Consolaciones (v.) y al pobre Delorme, dul­ce y dignamente, a la tumba); pero sobre todo por la continuidad de un elemento de frígida tristeza; por el sentimiento, muy reconocible en su epistolario, de una ju­ventud invenciblemente desvanecida. El mundo fantástico de Delorme se revela, pues, como un mundo elegiaco; y ésta es justamente la posición de Sainte – Beuve, poeta en el cenáculo romántico.

La elegía, que él siente no sólo como forma poética necesaria, sino que prefiere por su afinidad con sus amados poetas «lakistas», es su «tierra nueva». Delorme escribe que este género ha sido cultivado en la literatura francesa sólo por Lamartine y Chénier; pero mientras la «sencillez sublime» de La­martine es inimitable, la estructura de la lírica de Chénier enseña a hablar de la na­turaleza ‘en términos propios y no genéri­cos, y, además, a entremezclar este esfuerzo de adherencia a las cosas con la oportuna posición de aquellas palabras indefinidas, inexplicables, vagas, que dejan adivinar, bajo su amplitud, el pensamiento. Este ad­herirse desesperadamente a lo real y a lo íntimo, hizo de estas poesías el más impor­tante antecedente del «Crepuscularismo», especialmente en la poesía más importante, los «Rayos amarillos», en la cual los rayos amarillos que penetran por las rejas entornadas, en una tarde lenta de domingo, den­tro de la pobre y solitaria habitación del poeta, evocan toda una realidad perdida (piadosa bondad de la infancia, muerte de las personas amadas, amor desvanecido, la soledad del presente) que al fin adquiere relieve por el choque de las voces y de las escenas realistas que tienen lugar debajo de la ventana.

El tema del amor perdido inspira las poesías «Premier amour», «Dernier voeu», «Le soir de la jeunesse», «Toujours je la connus pensive et sérieuse». En «M’en revenant un soir d’été», amor desva­necido sobre todo por una especie de voca­ción a la renuncia, que trae consigo los pro­pósitos de suicidio («Le suicide», «Le creux dans la vallée»), la indiferencia («Adieu á la poésie») y el retorno a la poesía («Retour á la poésie»), los deseos («Voeu») de una, aunque breve, consoladora felicidad casera, la exaltación de la poesía romántica («Le cénacle») y la propia limitación ante ella («Promenade», «Ma muse»). La muerte de Delorme no señala el fin de estos temas, algunos de los cuales serán reanudados di­versamente en Voluptuosidad (sobre todo el dominante de la aspiración al amor feliz); pero parecerán momentáneamente interrum­pidos por la pausa de las Consolaciones, por la ilusión de la fe recuperada.

U. Segre

El alma de Joseph Delorme se presenta como inconcebible caos en el cual imágenes monstruosas, frescas reminiscencias, fanta­sías criminales, grandes proyectos abortados, juiciosos propósitos seguidos de acciones locas, impulsos de piedad después de blasfe­mias, juegan y se agitan confusamente sobre un fondo de desesperación. (Baudelaire)