Tragedia en yambos, en cinco actos, del escritor alemán Karl Gutzkow (1811-1878), publicada en 1847 y sacada de una novela del mismo autor El Saduceo en Amsterdam.
Un joven teólogo hebreo, Uriel, que se ha declarado en contra de las rígidas fórmulas eclesiásticas de la comunidad judaica de Amsterdam, es amenazado con el destierro después de la condena de un libro suyo, juzgado herético. Todos se apartan de él: sólo Judith Van- derstraten, hija de un rico mercader, que bajo la guía de Uriel se ha liberado de los vínculos del prejuicio, se opone a la maldición lanzada contra él. Pero Judith está prometida desde su infancia con Jochai, el cual pertenece a una de las más respetables familias de Amsterdam. Y éste, dominado por los celos, acusa a Uriel de ser un renegado portugués que todavía no ha vuelto, como su familia, a la fe de sus abuelos.
Uriel acepta con orgullo la sentencia de destierro, pero una visita de su madre ciega, cuando está a punto de dejar la ciudad con sus otros dos hijos por las vejaciones que le inflige el odio fanático de sus correligionarios, le hace comprender que ella será junto con Judith la víctima de sus ideas. Entonces se decide a renegar de sí mismo, se prepara a hacer penitencia según las prescripciones penosas y humillantes de la Sinagoga. Pasado un período de retiro, está a punto de pronunciar en público las fórmulas que se le han impuesto, cuando se entera de la súbita muerte de su madre y del abandono de su amada Judith, la cual, para salvar a su padre, casi arruinada su hacienda por la ira vengativa de Jochai, se ha decidido a casarse con él. Desesperado, Uriel cambia su retractación en áspera condena contra el formalismo de los sacerdotes, y después se mata, siguiendo a Judith, la cual, inmediatamente después de sus bodas con Jochai, se ha envenenado.
Nacido en el clima de la «joven alemania», Uriel Acosta representa el conflicto entre el espíritu de libertad ilustrado y la rígida ortodoxia. Pero además de estos valores esta obra expresa otros de carácter humano, los cuales, si bien atenúan el significado teórico de la tragedia, la hacen más viva y conmovedora. La compasión por su madre y el amor por Judith explican las actitudes en lucha en el espíritu de Uriel, cuyo drama espiritual viene así a complicarse. El Uriel Acosta de la historia se había suicidado por haber faltado contra sí mismo, renunciando a la libertad de pensamiento. El personaje de Gutzkow halla una justificación sentimental por su íntima incoherencia, y resuelve un drama de ideas en un drama de afectos.
A. Feldstein