[Seis poemas galegos]. Bajo este título el poeta y dramaturgo andaluz Federico García Lorca (1899-1936) recogió todas las composiciones líricas escritas con motivo de un viaje a Galicia. El libro apareció en 1935, editado por «Nos». Las incursiones de los escritores, y especialmente de los poetas, a idiomas ajenos parecen poco frecuentes en la época moderna. Sin embargo, Rilke escribió en francés y Hopkins en galés. Antes, Góngora había escrito su famoso soneto plurilingüe.
En época reciente, no olvidemos las dos «estances» italianas de Caries Riba o la cantiga catalana «Paradís enlloc», de Alvaro Cunqueiro. «Tan intensa fue la impresión que Galicia causó a Lorca en estos viajes, que desde entonces la consideró, sin traicionar por eso el suelo nativo, como una especie de tierra de promisión para sus afanes y congojas de poeta», escribió Carlos Martínez Barbeito, mentor del poeta en aquella ocasión por tierras gallegas («García Lorca, poeta gallego», en «El Español», julio de 1946). Como indica el mismo Barbeito, parece que Ernesto Pérez Guerra o Eduardo Blanco Amor, poetas y amigos de Federico, corrigieron o reelaboraron, no se sabe hasta qué punto, los seis poemas. Sus fuentes naturales fueron los antiguos cancioneros galaicoportugueses y las obras más modernas de Rosalía, Curros Enríquez y Eduardo Pondal. Es prodigioso el poder de síntesis y el sentido del misterio de cada tierra y de cada lengua que Lorca poseía. El paisaje gallego con sus fantasmas, sus quejumbrosos poetas, sus emigrantes y su tristeza esencial están en la raíz de estos poemas. No obstante, la mayoría de las metáforas y de los adjetivos son típicamente lorquianos. El subyugante clima de misterio y de niebla indefinida del Romancero gitano (v.) se rastrea en versos como: «Sinteu a muñeira d’agoa / mentres sete bois da lúa / pacían na súa lembranza». O bien: «Pombas de vidrio traguían / a choiva pol-a montana. / Mortas e mortos da néboa / pol-as congostras chegaban». La «Canzón de cuna para Rosalía Castro, morta»- se inicia con unos, versos parafraseados de otros de la misma poetisa. Decía Lorca: «¡Erguete miña amiga / que xa cantan os galos do día!» Y Rosalía escribió: «Cantan os galos pr’o día: / Erguete, meu ben, e váite».
La muerte, el niño ahogado, la luna, las enumeraciones poéticas: «sete bois da lúa» (antes: trescientas rosas morenas, cinco toronjas se endulzan, etc.) son los temas que se repiten aquí de su obra en castellano. Lorca, que fue un místico de la poesía, supo darnos, también en una lengua prestada, todo el jadeo misterioso de una tierra inolvidable.
A. Manent