Bajo este título se conocen, sobre todo, cuatro composiciones para piano de Frydrik Franciszek Chopin (1810-1849): «Scherzo en si menor, op. 20» (1835); «Scherzo en si bemol menor, op. 31» (1838); «Scherzo en do sostenido menor, op. 39» (1840), y «Scherzo en mi mayor, op. 54» (1843). El título de «scherzo» no se entiende como refiriéndose al carácter y a la estructura del «scherzo» de la forma-sonata tradicional: al «scherzo» de Chopin le podría también convenir el título de «Capricho» o de «Improvisación».
Su forma es libre y construida esencialmente sobre el contraste entre dos temas principales, que dan lugar a episodios en que son desarrollados alternativamente el elemento dinámico y brillante y el lírico y expresivo. El «Scherzo op. 20» se inicia «presto con fuoco», después de dos acordes «fortissimo» (a los que no faltó la calificación de audazmente disonantes), con el desarrollo impetuoso de un diseño cromático sostenido por un insistente diseño del bajo, para llegar a un «molto piü lento» de carácter dulce y expresivo, y sucesivamente a la repetición de la idea inicial a una precipitada «coda» conclusiva. El «Scherzo op. 31», que es el más frecuentemente ejecutado, se inicia también con un «presto»; constituye su elemento propulsor, y su distensión melódica. El episodio central introduce luego una nueva idea, «cantabile». Después del desarrollo que se origina en ella, se une a una nueva exposición del episodio inicial y obtiene una conclusión vigorosa y brillante.
El tercer «Scherzo op. 39», que debe considerarse como una de las más bellas composiciones de Chopin, después de una breve introducción expone un tema viril e incisivo: en «octavas» a dos manos; el desarrollo de este tema, sobrio y eficacísimo, conduce a una segunda idea, la cual se desarrolla en acordes que se alternan con rápidos diseños de arpegios descendentes hasta la repetición del episodio inicial. Sigue la nueva exposición del segundo episodio, y la pieza termina con una «coda» animada de intensa vitalidad sonora y expresiva. El cuarto «Scherzo op. 54» es de forma más fragmentaria, a modo de improvisación, y es toda un alternarse de momentos líricos y de fragmentos movidos y brillantes.
L. Córtese
El genio de Chopin es el más rico de sentimiento y de emoción que existió jamás. Ha hecho pasar a un solo instrumento el lenguaje del infinito. Ha resumido en diez líneas, que hasta un niño podría tocar, poemas de elevación inmensa y dramas dotados de energía sin igual. (Sand)
¡Descubríos, señores! ¡Es un genio!… Yo me inclino ante la instintiva genialidad de Chopin, ante la grandeza de lo que se propone, ante su maestría. (Schumann)
No fue ni un «compositor de salón» ni un «compositor enfermo», como se ha dicho, sino un poeta del piano y del pensamiento musical, un poeta de imaginación impetuosa y casta, de sentimiento intenso y profundamente nacional, y muy variado en su estilo; cualidades que (unidas con su libertad de escritura) permitirían definir con suficiente exactitud una forma del romanticismo musical. (Combarieu)
Chopin es, sobre todo, un músico instintivo: pertenece a la clase de artistas maravillosamente dotados que no tienen casi nada que aprender, pues tienen innatas en sí las cosas del arte y escriben de manera en absoluto impulsiva. (Poirée)