Rosamunda o Rosmunda., Paulo Diácono

El episodio de Rosmunda (v.) y de la copa del rey Albuino, narrado por Paulo Diácono en la Historia de los longobardos (v.), ha inspi­rado muchas veces a los tragediógrafos, a partir del Renacimiento.

*    La primera Rosmunda, tragedia en cinco actos de Giovanni Rucellai (1475-1525), ter­minada en 1516, señala el año del nacimien­to de la tragedia regular. Albuino, rey de los longobardos, después de vencer en una batalla a Cunimundo, rey de los gépidos, le mata y hace prisionera a su hija Ros­munda. La joven, a pesar de la prohibición de Albuino, con su fiel nodriza intenta dar sepultura a su padre. Falisco, lugarteniente de Albuino, y que ya sirvió a Cunimundo, detiene a la princesa y le corta la cabeza al cadáver, por orden del rey longobardo; lleva a la fuerza a la princesa a presencia del rey, como culpable de desobediencia. El rey la encarcela. Pero Falisco, para sal­var a Rosmunda del deshonor y ayudarla a vengarse, incita al soberano a casarse con la valerosa princesa. Ella se deja inducir a las infaustas nupcias para urdir mejor su venganza. Poco después del banquete nupcial, el noble Almalchilde, enamorado de Rosmunda, después que el rey, embriagado, ha obligado a su esposa a beber en una copa hecha con el cráneo del muerto Cuni­mundo, concierta con la nodriza la muerte de Albuino; así se cumple la venganza de Rosmunda. Esta tragedia alcanzó un gran éxito porque presentaba en escena aquella atroz historia, lo que demuestra, con la Canacea (v.) de Sperone Speroni (1500- 1588), el gusto del momento por los asuntos horribles y sangrientos. Se ha notado cierta afinidad entre Rosmunda y la Antígona (v.) de Sófocles; por ciertas situaciones puede también recordar la Sofonisba (v.) de Gian Giorgio Trissino.

C. Cordié

*    La historia de Rosmunda inspiró en 1592 una poesía al inglés Samuel Daniel (1562- 1619), que se titula El lamento de Rosmunda [The Complaynt of Rosamund].

*    En España, esta leyenda, probablemente por medio de la tragedia de Rucellai, dio origen al drama Morir pensando matar, de Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648).

*    A la figura de la princesa está dedicado también el drama Rosimunda, en cinco ac­tos, del naturalista sueco Urban Hiárne (1641-1724), estrenado en 1665, la primera tragedia de factura y valor artísticos de la literatura sueca. El joven Hiárne se atuvo estrictamente a la obra de un humanista holandés, Zevecotius, también autor de una Rosmunda. El argumento sigue muy de cer­ca el relato de Paulo Diácono. Junto a la reina figura, en el centro de la acción, Elmichi, el personaje mejor logrado, más hu­manamente verdadero, de la tragedia. Ro­simunda revela desde el principio y de una manera casi grosera su deseo de venganza (las invectivas salen a torrentes de aquella boca), y este ciego deseo alimentado por las apariciones (reminiscencias de Hamlet, v.) de la sombra del rey Cunimundo, no está además en justa armonía con la am­bición que impulsará a la reina desterrada e insatisfecha a prestar oídos a las propo­siciones-del prefecto de Rávena, Longinos, y así, a envenenar a su segundo esposo Elmichi. Éste, en cambio, está representado con una coherencia y una finura mucho más destacables.

Convertido en instrumento de la venganza de Rosimunda, debido al en­gañoso e insospechado concúbito con la reina, su alma está combatida por la duda de si deberá sufrir injusta muerte por una culpa inexistente, o matar él mismo injusta­mente a su rey. Ni después, asesinado Al­buino, y casado con Rosimunda, le aban­dona el remordimiento: la sombra del prín­cipe muerto le persigue, y así, sin paz, mortalmente cansado, presiente su próximo fin. Los hexámetros con los que Elmichi expresa su vacilante y angustioso sentir son los momentos literariamente más bellos del drama. El metro, la lengua, las nume­rosísimas reminiscencias muestran inmedia­tamente una factura clásica, para entender lo cual es menester, sin embargo, no pensar en los autores trágicos italiano del si­glo XVI ni en les grandes franceses del XVII, sino referirse, en cambio, al drama inglés de la época isabelina. La Rosimunda sueca parece, en efecto, una obra hábil de un discípulo de los dramaturgos ingleses.

V. Santoli

*     Una serie de dramas con el mismo ar­gumento se inicia con la tragedia Rosmunda de Vittorio Alfieri (1749-1803). Ideada en 1779 y publicada en 1783, se inspiró en las páginas de Maquiavelo sobre Rosmunda; pero el poeta inventó totalmente su asunto imaginando que la heroína, después de la muerte de su marido Albuino (asesinado por ella y Almalchilde, quien por su amor ha cometido el delito), y no saciado su deseo de venganza, maltrata a Romilda, la ino­cente hija de Albuino, a la que tiene junto a sí como prisionera y a la que odia tam­bién porque ha adivinado el amor de Al­malchilde por la muchacha. Se origina con ello una maraña de pasiones y un compli­cado juego de situaciones. Asistimos al cho­que de los cómplices del delito: Rosmunda, que desprecia al débil Almalchilde y sufre por su traición, y Almalchilde, que siente la vergüenza del delito cometido y querría rebelarse contra Rosmunda y devolver el trono a Romilda, a quien ama y que le re­chaza horrorizada; y después a la rivalidad entre Almalchilde e Ildovaldo, el amante correspondido de Romilda, rivalidad que provoca una verdadera batalla. Concepción, como se ve, innegablemente melodramática, que culmina en la última escena, en la que Rosmunda mata ante los ojos de los dos enamorados a Romilda. Pero verdaderamen­te poética, con la característica poesía de Alfieri, es, por lo menos en algunos mo­mentos, la figura de Rosmunda, con su odio frenético, que es furor y destrucción, ansia de aniquilamiento contra Almalchilde, con­tra Romilda, contra el mundo entero, contra sí misma; igualmente sentida (otro aspecto de la poesía de Alfieri) es la figura de Ro­milda, noble ejemplar de víctima, confor­mada con la conciencia de su destino y en espera de un porvenir que no puede traerle sino dolor y muerte.

M. Fubini

*    De gusto romántico es el drama histó­rico Rosmunda, escrito en 1839 por el es­pañol Antonio Gil y Zárate (1796-1861).

*    También es romántica la tragedia La copa de marfil (1844) de José Zorrilla y Moral (1817-1893).

Más importante, aunque no pueda contarse entre las obras mejores del escritor, es la Rosmunda, reina de los lombardos [Rosamund queen of the Lombards] de Algernon Charles Swinburne (1837-1909), pu­blicada en 1861.

*    Entre las obras menores sobre el mismo tema, recordemos los dramas Rosmunda [Rosemonde] de Isidore Latour de Saint- Ybars (1810-1891), publicado en París en 1866, y Rosmunda de Sem Benelli (n. 1875).

*    Varias obras musicales derivan de la misma fuente historicolegendaria; ninguna tiene particular interés. Pueden ser recor­dadas las óperas Rosmunda de Giovan Battista Casti (1724-1803); de Antonio Brancaccio (1813-1846), Venecia, 1825; de Giulio Alary (1815-1891), Florencia, 1840; de Phi­lip Napier Miles (n. 1865), no representada.