En la abundante producción poética de Gregorio de Mattos Guerra (1623-1696), los romances, comprendidos en la parte Lyrica (Río de Janeiro, 1923) de sus Obras publicadas al cuidado de la Accademia Brasileira, representan la expresión más notable y original del poeta brasileño.
En número de veinticuatro, son todas composiciones de amor, inspiradas por varias mujeres, algunas de las cuales tienen el relieve de una verdadera historia poética. Entre estas figuras femeninas resalta la de doña Brites, a quien van dedicadas también en la obra de Mattos Guerra otras composiciones (dos sonetos, una décima, una octava y una estrofa en heptasílabos) y adquiere una clara individualidad poética, ya por la claridad de los rasgos con que se ofrece a la fantasía del poeta, ya por el valor de la poesía que se inspira en ella. Con sencillez narrativa, no privada de cierta gracia, el poeta emplea el ritmo saltante del verso heptasílabo para contar el primer encuentro con ella y el nacimiento del amor (romance número cinco), las citas junto a una fuente (número seis), la traición de la amada y su matrimonio con otro (número siete).
En este romance, como en el conjunto de los demás, se abren gratamente camino por entre el evidente conceptismo dé la época, la sinceridad y franqueza de sentimiento y la capacidad artística del poeta, que expresa con naturalidad su mudable actitud, ora maliciosa, ora sensual, ora, y ello con mayor frecuencia, satírica (un ejemplo notable de esta última es ofrecido en el romance número ocho: «Desconfianzas de amor expuestas por un amante a su amada Marfida»). Los otros romances en que reviven otros amores y otras mujeres ofrecen todos el mismo tono apasionado, a pesar de lo convencional de sus temas y del barroquismo de sus procedimientos retóricos. Con todo, la obra de Mattos Guerra queda como una de las primeras y más personales voces de la poesía brasileña, no sólo por el rigor de su forma sino por el relieve que confiere a los elementos pictóricos y psicológicos ambientales. Estos elementos: los paisajes, los indígenas (son interesantes las mujeres mulatas), retratados con sentido concreto, hacen de este poeta el iniciador de una poesía realmente brasileña, distinta ya de la de los precedentes poetas coterráneos suyos, que había sido reflejo, hasta entonces, de la mentalidad literaria portuguesa, o también europea transplantada a tierras americanas.
G. C. Rossi