El Veda de las estrofas es el más antiguo monumento de la literatura india que se ha conservado (2000-1500 a. de C.).
En estos himnos, inspirados, originalmente sobre todo, en la vida, no faltan las alusiones a la vida real, a las luchas de los Arya invasores con los pueblos aborígenes de la India, los cantos nupciales y los cantos fúnebres, como no faltan tampoco ciertos rasgos satíricos, ni verdaderos cantos filosóficos, y en ellos aparece ya maduro el pensamiento: así, los brahmanes o sacerdotes, cuando recitan sus plegarias, son comparados a ranas croando en los canales, y el poeta de un himno, canta así: «Hubo un tiempo en que no existía el ser ni el no ser, ni el aire ni el cielo excelso, tampoco la muerte ni su contrario, ni el día ni la noche; respiraba uno de sí mismo, la oscuridad estaba envuelta por tinieblas sobre la masa de las aguas, la fuerza del calor produjo la unidad, los sabios se dedicaron a buscar la conexión del ser y el no ser; pero, ¿quién, quién podría decir de dónde nace toda esta creación? Lo sabe Aquel que desde los cielos excelsos lo contempla todo, ¿o también lo ignora Él acaso?» (X. 129). Mas estos himnos han llegado hasta nosotros en forma de una colección para usos de sacrificio. Al sacrificio indio asistían cuatro clases de sacerdotes principales. Una era de los «hotr» o invocadores, que invitaban al dios a que asistiera al sacrificio, y a éstos estaba dedicado el Rig-Veda; otra era de los «udgatr» o cantores, que cantaban himnos durante el sacrificio, y para ellos fue compuesto el Sama-Veda (v.) o Veda de los cantos.
Los «adhvaryu» eran los verdaderos operadores del sacrificio y a ellos estaba destinado el Yajur- Veda (v.) o Veda de las fórmulas propiciatorias. El que dirigía las tres clases de sacerdotes en el cumplimiento de su deber era un sacerdote llamado «bráhmana», que debía poseer toda la ciencia del ritual y saber todos los Veda. Convertido así el Rig- Veda en una colección ritual, asume un carácter litúrgico y simbólico que no debió tener en su origen. Tal como ha llegado a nosotros, con los himnos a los «Valakhilya», especie de seres divinos del tamaño del dedo pulgar, que preceden al carro del sol, contiene 1.028 himnos divididos en diez «mandala» o ciclos. Los más antiguos son los ciclos II-VII, cada uno de los cuales es obra de un cantor y de su familia; los ciclos I-IX-X, compuestos a base de himnos más recientes, en general son debidos a cantores diversos; el IX está dedicado al dios Soma, dios de una sustancia embriagadora que se obtenía de las raíces del «asclepias acida» y que entre los dioses del Veda tiene igual significación que Dionisos para los griegos.
Para comprender el Rig- Veda es preciso conocer las divinidades a que se dirigen. Éstas pueden dividirse en varias clases: la primera comprende las divinidades que representan fenómenos naturales, el cielo, la tierra, el sol, la luna, el viento, la tempestad, divinidades que son independientes de la vida del hombre. Vienen a continuación las divinidades que, siendo fuerzas de la Naturaleza, son poseídas también por el hombre, como el fuego («Agni») y las fuerzas embriagadoras del «asclepias acida», el Soma, y estas divinidades ocupan en el Rig-Veda la parte principal. Finalmente vienen las divinidades abstractas, como Parajapati, el padre de las criaturas; así es posible seguir en el Rig- Veda el desenvolvimiento de la religión india védica; de aquí el gran valor de este texto para la mitología. Los himnos del Rig- Veda están escritos en estrofas de tres a cincuenta y ocho versos, pero habitualmente el número de las estrofas es de 10 a 12. El verso es de 8, 11 ó 12 sílabas; a veces todo el himno está desarrollado en un solo metro, mientras otras presenta grupos de estrofas en metro diverso. Caracterizan la poesía védica la sencillez de dicción y la claridad del pensamiento, siempre que éste no sea místico.
Los temas, poco variados (invocaciones al dios), se prestan a la sutileza, de donde procede la tendencia a las adivinanza. , juegos de palabras, etc. Son bellas alguna imágenes que se repiten con frecuencia, como la del carro, la de la esposa adornada para la fiesta, la del paño tejido, etc. Rico asimismo es el contenido mitológico, que representa un estado bastante antiguo del pensamiento humano, que expresa la maravilla ante el espectáculo de la Naturaleza. El orden natural del cosmos está relacionado con el sacrificio y la moral humana. El Rig-Veda nos ha llegado en una sola redacción y no podemos decir si existieron otras. [Trad. española de José López y López bajo el título Los Vedas (Madrid, 1935)].
A. M. Pizzagalli