Es una de las revistas culturales más conocidas desde los albores del romanticismo hasta nuestros días. Fue fundada en París en 1829 por Ségur-Dupeiron y Mauroy, con un programa en que dominaban la literatura varia y la divulgación histórica.
Después de algunos meses de suspensión, reapareció, en 1831, editada por François Buloz, que la llevó a una nueva y vigorosa vida. La larga preparación comercial y la divulgación de la revista en los círculos de la burguesía, hizo que aquélla se afianzase cada vez más, aportando una nota de equilibrio en las polémicas del tiempo y sirviendo de punto de referencia en medio de tantos intereses encontrados. La revista supo de este modo mantenerse entre la Academia y la Sorbona, apoyando lealmente a autores tales como Sainte-Beuve, Vigny, Musset y George Sand. Si Balzac estuvo a veces contra ella, a causa de Sainte-Beuve, y si Hugo también lo estuvo a causa de las ásperas críticas de Planche, no es menos cierto que la revista representó siempre la divulgación más ecuánime y comúnmente benévola, propia de una mentalidad burguesa extendida al campo literario y de un conservadurismo ilustrado en cuanto a política. Este carácter explica que en 1849, y sobre todo en 1856, lograse atraer la atención de toda Francia por su posición independiente, por haber unido ante el peligro republicano a todos los partidos monárquicos en nombre de las fuerzas productoras y conservadoras de la nación, y por haber procedido cauta, pero firmemente, contra el despotismo del Segundo Imperio y en pro de la necesidad de sabias reformas y de principios liberales. El primitivo programa de Buloz — representar la cultura europea en Francia, y la civilización francesa en el extranjero—, en substancia análogo al de Vieusseux para la «Antología» (v.), obtuvo del favor popular la autoridad y las fuerzas para llevar adelante la batalla.
Desde 1877 estuvo dirigida por Charles Buloz, hijo del fundador; desde 1893, por Ferdinand Brunetiére, que la inclinó a las ideas católicas; desde 1907 por Francis Charmes, y desde 1916 por René Doumic, secretario perpetuo de la Academia. Ha mantenido hasta nuestros días su carácter de liberalismo moderado, con gran información sobre literatura y política mundial, proveyendo de elementos de útil lectura a una particular sociedad de conservadores y de estudiosos de provincia. La «Revue des deux mondes» ofrece un cuadro bastante completo de la literatura francesa del siglo pasado a través de sus nombres más representativos; entre sus colaboradores, además de los autores ya mencionados, recordaremos, en cuanto a novelas y poemas, Balzac, Stendhal, Barbier, Nerval, Murger, Nisard; entre los historiadores y políticos, tenemos a Albert de Broglie, Thierry, Guizot, Boissier, la princesa de Belgioioso, Quinet, Renán, Simón; en cuanto a crítica, Taine, Montegut, Didier, Ferrari, Libri y varios otros.
C. Cordié