[Ritratti]. Isabella Teotochi Albrizzi (1760-1836), maestra de amor de Foscolo y primera inspiradora de Ortis (Laura), encarnada luego por él en la Celeste Temira del VI tomo del Yo [VI tomo dell´Io], era corsa de nacimiento y veneciana de adopción. Fue una de las más bellas mujeres de su época, y por su salón desfilaron durante medio siglo las más grandes celebridades de Europa.
Era la heredera del refinamiento de las damas enciclopedistas, educada clásicamente, pero aun dentro de la atmósfera familiar de la ciudad goldoniana, y con su ciencia mundana sabía resolver en cortés chismorreo las pugnas de ideas, uniendo en la brillante conversación hombres dispares que intentaban ponerse a la altura de su gracia suave. De esta gaya ciencia nos quedan como documentos los testimonios de amigos, sus cartas y un curioso libro, los Ritratti scritti da Isabella Teotochi Albrizzi (1807), en el que quiso reunir una especie de galería con las efigies de sus amigos, su «serrallo», como dijo malignamente Di Breme. Si bien el estilo es un poco académico, no falta una fina psicología, y los hombres, más que por sus dotes intelectuales, elogiadas de una manera genérica, son captados femeninamente por sus rasgos fisonómicos y en sus particularidades de carácter.
Así, por ejemplo, Alfieri, cuyas pasiones se convierten en tempestades en su corazón — como viento en las gargantas de los montes — y cuya misantropía tiene su origen en su desilusionado optimismo. Asimismo Cesarotti, al cual el entusiasmo hace vencer la timidez y le arrastra a perderse por inmensos horizontes. Bien retratados también Monti, Canova y el poeta arcádico Bertola, gran conversador, amante de los placeres efímeros e inesperados, que huía de todo compromiso. Hay ciertamente más reserva respecto a los amantes: Foscolo, en actitud estatuaria de héroe, y Pindemonte, del cual no deja de subrayar con tierna ironía la frialdad y el cálculo metódico que se desprendían de él.
E. Rho