[Scampolo], Comedia en tres actos de Darío Niccodemi (1874-1934), estrenada en 1916 y publicada el mismo año en Milán. El autor tuvo presente el Pigmalión (v.) de Shaw; pero lejos de querer desconcertar al público, se complace, con su acostumbrada pericia, en dosificarle aquel punto de picante que pueda divertirlo sin turbarlo demasiado.
Y la sutil comedia tuvo tanto éxito que después fue musicada por Camussi y refundida en forma de novela por el propio Niccodemi: Il romanzo di Scampolo. La protagonista es una extraña muchacha, lirio salvaje, pero cándido, crecido entre el fango, que aúna la más intempestiva y desconcertante sinceridad de lenguaje con la honestidad y la bondad más conmovedoras. Ni mujer ni muchacha, la llaman Retazo, como el último trozo de una pieza de tela «que no basta para hacerse un vestido, pero que es demasiado para una blusa». Acogida en una casa de «personas civilizadas» que tratan de educarla, después de haberla fastidiado todas ellas y escandalizado más o menos, llega a la conclusión de que todo el mal del mundo se concentra en la casa, en esta institución que ella había ignorado hasta entonces. «Por la calle las personas no son malas porque todo el mundo las vería».
Es preciso añadir, en disculpa de Retazo, que en la casa donde ha venido a caer, el dueño, Tito, convive con una amante vulgar y caprichosa de la que no sabe liberarse, y se deja, al mismo tiempo, seducir por la mujer de su amigo más querido, en tanto que este querido amigo trata de adueñarse de las gracias de Retazo. Pero, por fin, la bondad que Tito ha tenido siempre por la pequeña salvaje vence todas las asperezas, reconciliándola incluso con el abecedario. Y Tito, partiendo para Libia, adonde le llama su trabajo, despide, con ternura que no es sólo paterna, a una nueva criatura que lo esperará fielmente en su casa.
E. C. Valla