[Principies of Economy]. Bajo la decisiva influencia de los principios del evolucionismo biológico, el economista inglés Alfred Marshall (1842-1924) elaboró en esta obra su teoría del equilibrio económico particular sobre la base de una concepción biológica de la vida económica misma.
Los fenómenos económicos tienen su origen en las haciendas, cuya vida, como sucede con los árboles, está limitada por las leyes de la naturaleza, junto con las circunstancias de tiempo y de lugar. Así como es distinta la vida de cada árbol, también lo es la vida de cada hacienda. Pero la ciencia económica, a diferencia de como la habían imaginado Pareto y Walras, no debe pretender captar todas las relaciones de interdependencia que unen entre sí todos, los elementos del sistema económico, sino que debe conformarse con examinar solamente las típicas y fundamentales si quiere aproximarse a la realidad. Así, por ejemplo, mejor que examinar la interdependencia de precios, producción y consumo de una mercancía, y precio, producción y consumo de todas las demás, convendrá proceder por grados (equilibrios económicos particulares) y estudiar previamente todas las relaciones que ligan entre sí, en un determinado producto, el precio, la producción y el consumo; luego, el precio de la misma mercancía en relación con el precio de sus factores de producción, y así sucesivamente.
Asimismo Marshall introduce en el estudio de los fenómenos económicos y particularmente de la oferta y la demanda, el elemento tiempo, que hasta ahora había quedado reducido a la unidad de tiempo en que era considerado cada hecho económico. Marshall distingue, siempre a propósito del equilibrio, el que se forma en un período «breve» y el que se produce en un período «largo». En un período breve si aumenta la demanda de una cierta mercancía, aumenta asimismo el precio. Esta subida inducirá a los empresarios a aumentar la producción de la mercancía; por otro lado, la mayor demanda de materias primas, por su parte, hará que aumente el precio de éstas y, en definitiva, provocará un aumento en el coste de producción. Pero a medida que transcurre el tiempo (período largo), si se mantiene en el mercado la demanda de aquella mercancía, asistiremos a una transición o transferencia de capitales de una industria a otra más rediticia; este hecho determinará la existencia de una mayor cantidad de la mercancía en el mercado, es decir, un aumento de la oferta, que traerá consigo la rebaja de precio.
De este modo, el equilibrio quedará restablecido de nuevo. «Discutir — termina diciendo Marshall — si el valor está determinado por la utilidad o el coste de la producción sería tan razonable como discutir si en unas tijeras es la hoja superior o la inferior la que corta un trozo de papel». Marshall, y tras él el italiano Pantaleoni, facilitaba de este modo el camino al estudio de la dinámica económica.
M. Maffei