Preludio en «Do Sostenido Menor», de Rachmaninof

Página pianística (uno de los cinco Morceaux de fantaisie) de Sergej Vasil’evič Rachmaninof (1873-1943). Por su énfasis exterior y por su ímpetu dramático, ha conseguido gran popularidad.

Es maca­bro el tema en que el autor se ha inspira­do, muestra del extremado modo de forzar un contenido evocador, propio de los post­románticos. Los primeros acordes, pesados y tétricos, se proponen expresar el movimiento de un muerto que, al despertarse del sueño eterno, intenta abrir el ataúd que lo encierra. Este esfuerzo llega a su grado máximo y una lucha infernal (parte central, en «tempo vivace») anuncia que la liberación ha sido casi conseguida, pero hacia el final vuelve a caer, pesadamente, en el ataúd, como vencido por una voluntad su­perior a la cual no puede sustraerse; y el sueño eterno se reanuda en el aplacamien­to de las sonoridades, y en el amplio dis­tenderse de los últimos acordes.

Esta evo­cación meramente literaria, aunque no al­canza nunca la atmósfera dramática de la Danza macabra (v.) de Saint-Saéns, resulta tan eficaz y sugestiva que justifica la pre­ferencia que ha logrado para comentar dan­zas y películas.

N. Del Mestre