[Popǎ, Tandǎ]. Relato del escritor rumano Ion Slavici (1848-1925), publicado en 1873. En la pequeña ciudad de Butucani vive el sacerdote Trandafir, quien, por haber manifestado duramente ante sus superiores sus sentimientos, es enviado, en castigo, a Valleseca (Valea Seacǎ), conocido por Sǎrǎceni (aldea de los pobres). En este país, abandonado por los hombres y por Dios, la iglesia no es sino un cobertizo de viejos troncos, y los campesinos no están habituados a contar con un «pope».
Pero Trandafir no se desanima y da comienzo a su misión. Acude a las casas y a los campos, no tanto para inculcar la religión como para enseñar el modo de trabajar, porque la pobreza de la aldea deriva de la pereza y del abandono. Los aldeanos le aplican el apodo de pope «Tandǎ» (bobo, incapaz) y dirigen un escrito al obispo para que se lo lleve; pero la protesta no es atendida y el pope Trandafir se queda en Valleseca con su mujer y los cuatro hijos. Para sacudir la inercia de los habitantes del lugar recurre al ejemplo. Su casa se halla en pésimas condiciones; compra otra que está abandonada, cerca de la iglesia, y comienza a repararla y engrandecerla.
Cultiva el terreno que la rodea, arándolo con un viejo caballo y trabaja en la construcción de asientos para carretas. El ejemplo de su laboriosidad y el bienestar que trae consigo obran el milagro: todos se ponen a trabajar, cada uno mejora su situación, se construye una hermosa iglesia nueva y el pope Tandǎ, ya viejo, rodeado de hijos y nietos, tiene la alegría de ver transformada la aldea y de sentirse amado por todos. Slavici, con espíritu humorístico y arte delicado, describe el carácter primitivo de la aldea rumana, con sus costumbres tradicionales e ingenuas creencias, ofreciendo un perfecto cuadro de vida campesina.
G. Lupj