[Gedichte]. Es la primera colección poética de Ferdinand Freiligrath (1810-1876), publicada en 1838. Freiligrath sufrió la fascinación de la poesía exótica (debido al influjo que ejercieron sobre él los poetas extranjeros, a los que tradujo magníficamente, entre ellos a Víctor Hugo). A este ciclo corresponden las poesías más notables contenidas en este volumen.
Tales son: «La carrera del león» [«Der Lówenritt»], descripción de la caza de una jirafa por el león, que se aposta en un cañaveral y se arroja luego a la grupa de la presa, mientras ella bebe, y de la fuga desesperada de la jirafa que lleva consigo en su loca carrera al león bien agarrado a su lomo, hasta que por fin cae agotada. O bien, el «Príncipe moro» [«Der Mohrenfürst»], una balada dividida en dos partes, en la primera de las cuales nos presenta a un príncipe moro, que, disponiéndose a partir para la batalla, saluda a su mujer y la invita a preparar el banquete de la victoria. Pero la mujer espera en vano: el príncipe ha sido derrotado y vendido a los blancos.
En la segunda parte, se nos presenta una fiera en una ciudad europea y a un moro que toca el tambor y se conmueve y llora a la vista de una piel de león, que hace renacer en su corazón la nostalgia del mundo perdido. Y pega y pega tan fuerte, que rompe su instrumento. O bien «La griega en el mercado» [«Die Griechin auf der Messe»], la hija del Oriente que planta ‘su tienda en un mercado del Norte para vender allí esencias y perfumes, e inspira al poeta una nostálgica evocación de los países de sus sueños. Aun siendo menos conocida que las dos anteriores, les es superior porque, a pesar de estar llena de términos y nombres extranjeros, ambienta y justifica mejor en el mundo cotidiano del poeta aquel exotismo de gabinete que informa a las otras dos.
Pero sin duda la balada más lograda de Freiligrath es la brevísima que se titula «Príncipe Eugenio, noble caballero» [«Prinz Eugen der edle Ritter»]; en el campo imperial a orillas del Danubio, velan en la noche junto al fuego de los vivaques los soldados del príncipe Eugenio. Un tamborcillo canta las gestas del príncipe y cuando por tercera vez se repite el estribillo: «Príncipe Eugenio, noble caballero», todos lo repiten a coro, de modo que las alabanzas del gran capitán llegan al campamento turco. Ésta es ciertamente una de las piezas mejores de Freiligrath, por su medida y su gracia, tanto como por su factura fácil y cantable.
En la misma colección de 1838 está comprendida otra de sus poesías más notables y populares en alemania: «Los emigrantes» [«Die Auswanderer»]; compuesta en 1832 es una de sus primeras y mejor logradas creaciones líricas. En Amsterdam había observado Freiligrath la vida del puerto y había visto a menudo campesinos alemanes con los trajes de la Selva Negra, en trance de emigrar; el poeta se compadece conmovido de la suerte de los emigrantes. Las simples cuartetas de rimas alternadas representan, bien el mundo exótico, tal como se presenta a la fácil fantasía de Freiligrath, bien el paisaje alemán en el recuerdo cordial y nostálgico de quien lo ha abandonado, con tal riqueza de color y profundidad de apasionado sentimiento, que se comprende muy bien la admiración que tantos poetas contemporáneos suyos, desde Brentano a Chamisso, desde Grabbe a Heine, sintieron por Freiligrath.
Hay una segunda colección de 1844, titulada Profesión de Fe (v.); de 1846 es un breve ciclo de poesías Qa ira (v.). Vuelto a alemania en 1848, después de más de diez años de voluntario exilio, fue detenido en Düsseldorf, a causa de una poesía, «Los muertos a los vivos» [«Die Toten an die Lebenden»], y después absuelto. Continuó sin embargo mucho tiempo en alemania, a pesar de la desilusión que le dejó la revolución de 1848, y publicó en 1849 un «espigueo» de poesías bajo el título Entre las gavillas [Zwischen den Garben]. Sigue a ésta una tercera colección, en dos fascículos, el primero de 1849, el segundo de 1851, titulada: Nuevas poesías políticas y sociales [Nenere politische und soziale Gedichte]; comprendida en ella está la mencionada pieza «Los muertos a los vivos», himno revolucionario, que muestra cómo entre las escenas desgarradas y crudas de la revolución puede también florecer la poesía.
Es una inflamada acusación de los mártires de la revolución de marzo contra los supervivientes, que se han rendido a la vergonzosa reacción; el poeta espera, sin embargo, que la semirrevolución se convierta en revolución entera. De vuelta del segundo destierro en 1867, después de las grandes jornadas de la guerra de 1870 y de la fundación del Reich, el patriota exterioriza su júbilo en una serie de poesías tales como «Hurra Alemania». Popularísima en este último grupo es la «Trompeta de Grávelotte» [«Die Trómpete von Grávelo tte»], en la que la trompeta, atravesada por una bala, deja oír una especie de gemido de dolor, que parece un llanto por los valerosos caídos. Estas últimas poesías se reunieron bastante arbitrariamente en una colección titulada Nuevo y novísimo [Neneres und Neuestes], que va desde 1840 a 1870.
C. Baseggio-E. Rosenfeld