Poesías, August Wilhelm Schlegel

[Gedichte]. Colección de poesías líricas de August Wilhelm Schlegel (1764-1845), publi­cada en 1800. Las poesías de Schlegel son claro testimonio de su esterilidad creadora en comparación con su genio crítico (v. Curso sobre el arte dramático, caracterís­ticas y críticas, etc.).

El sembrador genial de ideas y teorías revolucionarias, cuando adopta la actitud de poeta no consigue sacar de sí una nota viva. «Siempre — dice Haym — su poetizar fue arte y artificio, siempre en cierto modo fue imitador o traductor; cuanto más, hacía crítica en versos o juegos rimados». Después de Roma (v.), su poesía más famosa es «El arte de los griegos» dedicada a Goethe (1799), rápida reseña de la pintura helénica, de Polignoto a Zeuxis; de la poesía, de Homero a Safo; del teatro, de Esquilo a Aristófanes.

Su her­mano Federico la ensalzó hasta las estrellas e incluso Schiller la elogió. Llena de ele­gante doctrina y de gracia docta, esta poe­sía es como una bella armadura que encierra el pensamiento e impide todos sus libres movimientos. Otras poesías: «Arión», balada (1797), débil imitación del Anillo de Polícrates (v.) de Schiller; «Pigmalión», prolijo relato en que el mito es sofocado bajo un rebosar de inútiles detalles; «Prometeo» (1797), en tercetos, larguísima, vacilante en­tre el relato epicomítico y el razonamiento filosófico, con predominio de pensamientos abstractos y misticoalegóricos (influencia del Dante, hasta en el metro); «Campaspes» (1798), que narra el episodio de la hermosa muchacha de Alejandro cedida a Apeles en premio de haberla retratado tan bien; «San Lucas», con la conocida leyenda del arcángel Rafael, el cual, mientras el santo se ha dormido, retrata el rostro de la Vir­gen.

También cuando se inspira en aconte­cimientos y dolores propios (como en la «Ofrenda mortuoria») él poeta queda me­diocre y convencional. Se dio gran impor­tancia a los sonetos; Schlegel se alaba de haber sido el primero en importar a la poe­sía alemana moderna esta forma; pero en los sesenta y cinco sonetos, casi todos de tema literario — Dante, Petrarca, Guarino, Shakespeare —, no sale de lo convencional y mediocre. En cuanto a las numerosas poesías jocosas, entre las cuales se halla la conocida parodia de la Canción de la cam­pana (v.), podrán haber hecho reír a los miembros del cenáculo romántico. Hoy son letra muerta, o bien ofrecen un interés puramente histórico.

B. Allason