[Dichtung und Wahrheit]. Es la autobiografía de Wolfgang Goethe (1749-1832), dividida en cuatro partes (las tres primeras escritas desde 1811 a 1814, y la cuarta entre 1817 y 1830), en la cual el poeta describe su vida desde su nacimiento hasta el momento en que espera, en Francfort, al joven duque de Weimar.
Pero como éste se hace esperar demasiado, Goethe parte con prisa para un viaje por Suiza; pasa la noche en Heidelberg; por la mañana oye bajo sus ventanas el ruido de un postillón enviado por el gran duque para perseguirle, y he aquí al poeta volviéndose por donde había venido, dejándose guiar por el destino como Egmont (v.), y con una cita de este personaje concluye su autobiografía. Sus personajes son de tal modo él mismo, que puede siempre pasar de la verdad poetizada de su biografía a la poesía pura de sus creaciones, las cuales son, como dijo una vez, una biografía continua.
Tenemos, pues, por decirlo así, dos biografías suyas: la auténtica, de Poesía y verdad, de los Anales y viajes (v. Viaje a Suiza, a Italia), de las Conversaciones con Goethe (v.) de J. P. Eckermann, de las Conversaciones de Goethe con el Canciller von Müller (v.), etc., y la que se muestra en sus obras. Para reconstruir su vida debemos reunirías algunas veces. Así, en cuanto a su gran amor juvenil con Friederike Brion, la hija del pastor de Sesenheim, tenemos algunas poesías líricas, como «Bienvenida y despedida», en que describe su ida a caballo desde Estrasburgo a la aldea vecina, y las escenas de la Margarita del Fausto (v.); pero también tenemos la narración en prosa con toda minucia de pormenores fortuitos en Poesía y verdad.
A veces se encuentran lagunas en sus obras, en el sentido de que una aventura importante no ha encontrado en ellas lugar; pero tenemos la suerte de hallarla, en cambio, en su autobiografía. Otras veces hay lagunas en la biografía, que conseguimos colmar indirectamente incluyendo en ella lo que fue conservado solamente por su obra: así acerca de sus primeros y tan numerosos ensayos de teatro, estamos mucho mejor informados por su Wilhelm Meister (v.) que por Poesía y verdad.
Si no tuviésemos esta doble fuente conoceríamos muy mal la vida del joven Goethe. Hay gran cantidad de pequeñas observaciones fortuitas acerca de él reunidas primero por Báchtold y después — en nueva edición — por Morris en el Goethe joven (1912), pero en el fondo, hasta su madurez y en el momento de su celebridad, esto es, precisamente hasta su llegada a Weimar, dependemos de lo que él mismo quiso confiarnos. Ninguna comprobación es posible. Las cosas acerca de las cuales calló intencionadamente quedarán siempre desconocidas para nosotros; él mismo, a lo menos una vez, en el momento en que abandona a Friederike, confiesa que se niega a acordarse.
Goethe «se guardaba» de la tragedia por temor, como él dice, de «destruirse». ¡Cuántas cosas demasiado tristes o demasiado secretas nos ha ocultado de esta manera! Además es menester pensar que Poesía y verdad está escrito en su «época clásica», cuando pone la forma ordenada por encima de todo. El mismo título del libro indica que la verdad experimentará en él adaptaciones precisamente para conseguir la forma perfecta de una vida en su devenir. No olvidemos que es un Goethe sereno, ponderado, casi olímpico el que cuenta lo que le ha sucedido a un joven Titán, como él había sido una vez.
Estamos lejos de las «Confesiones», en el sentido de las de San Agustín o de Rousseau. Goethe no quiere ni disminuirse ante Dios, ni defenderse delante de una sociedad por la cual cree ser perseguido. Ni humildad ni orgullo y, sobre todo, ninguna rebusca de placer exhibicionista, para mostrarse al desnudo. Su preocupación es otra: mostrarnos (y mostrarse a sí mismo) la íntima formación («Bildung») de su ser: primero, para usar su vocablo aristotélico que tanto le agradaba, su «entelequia», y después sus metamorfosis. Esta obra es, pues, en cierto modo, y hasta cierto punto, gemela de los Años de aprendizaje de Wilhelm Meister (v.). [Trad. española de José Pérez Bances, con el título Memorias de una vida. – Poesía y verdad (Madrid, 1942), y de Rafael Cansinos Assens en Obras completas, tomo II (Madrid, 1950)].
F. Lion
Si hubiese de decir lo que he sido para los alemanes y particularmente para los poetas jóvenes, podría perfectamente lla- marme su «liberador», porque en mí han comprobado que, como el hombre ha de vivir de dentro a fuera, el artista debe crear de dentro a fuera. (Goethe)
No es ni lo uno ni lo otro. (Barbey d’Aurevilly)