Colección de tres relatos El vizconde demediado (1951), El barón rampante (1957), El caballero inexistente (1959) ||
En El vizconde demediado el narrador evoca la historia de su tío, Medardo di Terralba, que, combatiendo contra los turcos, es dividido en dos por un disparo de cañón. Ambas partes del cuerpo, en perfecto estado de conservación, son encontradas en momentos distintos, curadas y devueltas a la vida social; mas la primera mitad da muestras de una índole cruel, arremete contra sus súbditos e insidia a la bella Pamela, en tanto que la otra mitad, la buena, se prodiga en reparar los entuertos causados por la otra y pide por esposa a Pamela.Los dos vizcondes demediados se desafían a duelo y en la contienda comienzan a sangrar de sus respectivas partes mutiladas. Un médico aprovecha la ocasión para volver a unir ambas mitades del cuerpo y devolver a la vida a un vizconde entero, en el que se mezclan el bien y el mal.
En el segundo relato, El barón rampante, el narrador hace un repaso de la larga peripecia vital de su hermano Cosimo di Rondó, que vivió en la segunda mitad del siglo XVIII en Ombrosa, Liguria. Un día Cosimo, para escapar al enésimo castigo que le infligen sus represivos educadores, decide abandonar la Tierra y subirse a un árbol para no volver a bajar de él nunca. Entre las burlas de la chiquillería, la curiosidad de las damas y el desprecio de sus parientes, Cosimo se construye un mundo aéreo, donde habita, lee y cuida de las plantas y de los animales. Diversos personajes de la cultura y de la política se acercan a verlo, testimoniándole su admiración por una elección de vida extraña aunque justificada por el deseo de ver mejor, desde lo alto, cuanto sucede en la Tierra. Cosimo tiene un encuentro con Napoleón, se hace francmasón y combate a la reacción jesuita. Vive también una tormentosa historia de amor con la voluble Viola, en otro tiempo su compañera de juegos y luego dama caprichosa, que se siente atraída por la vida singular del barón rampante. Cosimo muere viejo, sin haber descendido jamás a tierra: enfermo, a punto de morir, se agarra a la cuerda de un globo aerostático y desaparece mientras cruza, colgado así, el mar.
En el tercer relato, El caballero inexistente, sor Teodora relata la historia de Agilulfo, un caballero sin cuerpo, del que sólo vive la armadura, animada por la voluntad y por la fe. Mientras Carlomagno asedia París, Agilulfo, después de haberse cubierto de honor a su servicio, opta por partir en pos de Sofronia, una muchacha a la que salvó y escondió en un convento quince años atrás. Lo acompañan el escudero Gurdulù, simple y primitivo, que tiende a identificarse de tal manera con las cosas que ve que acaba por creerse ser una de ellas. A través de numerosas peripecias, y seguido por la guerrera Bradamante que está enamorada de él, Agilulfo encuentra a Sofronia, la cree manchada por graves pecados y decide desaparecer. Se despoja de su armadura y se la entrega a Rimbaldo, un joven compañero de armas. Será ahora éste quien prosiga, en la blanca coraza, las gestas del caballero sin cuerpo.