[I ragionamenti d’amore). Iniciados por Agnolo Firenzuola (1493-1543), entre los años 1523 y 1524, fueron poco después dados a conocer parcialmente y en privado, hasta que en 1525 fueron dedicados a María Caterina Cibo, duquesa de Camerino.
Deberían consistir en seis jornadas de diálogos y exposiciones novelísticas, siguiendo la norma tan imitada del Decamerón (v.) de Boccaccio. El propio autor, bajo el nombre de Celso, en unión con la señora Costanza Amaretta, con dos jóvenes amigos, una hermana y una cuñada, se dirigen a un bello palacio situado sobre la colina de la Scala, en el valle de Pozzolatico (la Impruneta, en Florencia), donde todos ellos conversan conjuntamente sobre el amor y cuentan historias, poniéndolas en rimas, con lo que acercan la materia boccaccesca al carácter platónico de los Asolanos (v.) de Bembo.
En el palacio y en el parque donde viven los conversadores, hay unos viveros de agua pura con abundancia de peces, frescas fuentes y prados verdeantes y floridos. De las seis jornadas, tan sólo fue hallada una por Domenichi, que fue el primero que la publicó en 1548; más que en una dispersión cabe pensar en que las otras cinco no llegaron a escribirse, posiblemente porque el autor sintió que la obra resultaba poco espontánea y original. Realmente, su única novedad consistía en la fusión de la novelística y el tratado de amor, dos géneros muy difundidos, pero que hasta entonces habían sido considerados separadamente por los literatos italianos del siglo XVI. Amaretta, como reina de la conversación, gobierna la primera jornada y nos aclara explícitamente que hablar del amor no es sino una preparación para novelar, lo cual viene a ser como el fruto que sigue a la flor de la investigación psicológica. Se trata, en resumen, de una producción literaria adecuada para aquellos círculos femeninos animados por la presencia de eruditas cortesanas, que fueron característicos del Renacimiento. Firenzuola posee un estilo armonioso y reposado, como la belleza femenina que se propone representar.
G. Gervasoni