Don Pedro Moscoso, marqués de Ulloa, vive dedicado a la caza y al ocio. Primitivo, su administrador, se beneficia del descuido de la vida y la hacienda del marqués. Julián Álvarez, nuevo capellán del pazo, convencerá a Moscoso de la necesidad de un cambio en su vida. Moscoso seguirá sus consejos. Irá a la ciudad y volverá casado con la angélica Nucha, pero su nueva vida terminará cuando Nucha dé a luz una hembra.
Moscoso volverá a su antigua vida y reanudará sus relaciones con Isabel, hija de Primitivo, con la que tiene ya un hijo varón, Perucho. Primitivo intrigará ahora contra Nucha y, sobre todo, contra Julián, en tanto son los únicos que pueden entorpecer su dominio en el pazo. Primitivo vinculará a ambos en una supuesta relación amorosa. Julián decidirá huir.
En su camino hacia la capital encontrará el cadáver del administrador, asesinado por un bandolero de la comarca, por motivos políticos. Desterrado por la jerarquía eclesiástica a una olvidada aldea, Julián recibirá allí la noticia de la muerte de Nucha, la infeliz y olvidada esposa de Moscoso. En La madre naturaleza (1887) se retomará la trama, en la que serán protagonistas, Perucho y su hermanastra.