[I giorni del solé e del grano]. Obra de (1863-1939), editada en 1929. Se reanuda en ella, un poco a la manera de la Linterna de Diógenes (v.) y del Viaje de un pobre literato (v.), pero con mucha menos intensidad lírica, el motivo de la vida sencilla, del mundo campesino que, siempre presente en Panzini como parte esencial de sus geórgicas, durante la postguerra había ido transformándose en polémica o en amaneramiento, hasta culminar en el acto de acusación, entre humorístico y dolorido, de El amo soy yo (v.).
Aquí, en esta especie de temario agrícola moral, de novísimos aunque maliciosos «trabajos y días», aquel motivo es desarrollado con ánimo sosegado y con un sentido más realista de aquel mundo, propio de quien, en adelante, además de contemplarlo con nostalgia o a través de la literatura, lo conoce a través de una constante experiencia. Panzini, en aquel feliz pueblo de Bellaria (Romaña), donde tantos años pasó, en una casita de alquiler, sus vacaciones de «profesor», ahora tiene también su casa propia, su tierra.
Y allí pasa sus días mejores, atendiendo a su finca y conversando socráticamente con la gente humilde y, sobre todo, con su aparcero Finotti, cuya «filosofía natural», aun cuando parezca burlarse o negar su mundo humanístico, acaba por reconciliarse con él en virtud de su antigua prudencia. Las escenas de la trilla y otros acontecimientos campestres, las abundantes imágenes de animales, y especialmente el retrato del «inmortal» Finotti, son los pasajes más bellos del libro, y figuran entre los más serenos de Panzini.
A. Bocelli