[Les aventures de Télémaque]. Novela pedagógica que Fénelon (François de Salignac de, 1651-1715), escribió para instruir a su regio discípulo el duque de Borgoña, sobrino de Luis XIV y preconizado heredero del trono. Fue publicada en París en 1699. Inspirándose en la narración del viaje de Telémaco de los primeros cuatro cantos de la Odisea, el autor lleva a su héroe (siempre acompañado de Minerva bajo la apariencia de Mentor) a través de una serie larga y complicada de aventuras, que llenan veinticuatro libros de la obra. Primero, el joven Telémaco, arrojado con Mentor en un naufragio a la isla de Ogigia y allí acogido por Calipso, le cuenta todas sus vicisitudes, desde el día en que dejó Itaca para ir en busca de su padre, y sus curiosas aventuras, después de sus visitas a Pilos y Esparta, a Egipto, a Fenicia, a Creta, etc. La estancia junto a Calipso se interrumpe casi bruscamente; porque Telémaco, amado por ella y enamorado por su parte de la ninfa Eucaris, se ve obligado a huir de la isla. Llega a Salento y allí encuentra al héroe homérico Idomeneo, arrojado del reino de Creta por su tiránico gobierno. En la Magna Grecia toma parte gloriosa en dos guerras, baja a los Infiernos, en busca de su padre, etc.; mientras tanto Mentor reordena sabiamente el reino de Salento. Los dos parten al fin para Itaca a pesar de la amistad de Ido- meneo, y el amor de su hija por Telémaco. Finalmente, Mentor se da a conocer al joven como Minerva, le anuncia el inminente encuentro con su padre Ulises, y le deja prediciéndole un glorioso porvenir.
Este libro es una curiosa mezcla de motivos clásicomitológicos interpretados con espíritu novelescosentimental (en que puede percibirse alguna lejana influencia de las célebres novelas de Mlle. de Scudéry. y de La Calprenéde). En toda su larga narración, nuestro autor, fiel a sus principios de educación atractiva y deleitosa, se propone infundir en el alma del joven lector el amor a la virtud, a la gloria y a la justicia. Continuas discusiones y sabias disertaciones de Minerva exponen los deberes propios de un monarca; muestran la ruinosa injusticia de la tiranía, las desventajas de un gobierno demasiado absoluto, el deber de respetar el buen derecho de los súbditos, de no descuidar el bien de la comunidad por vanagloria o cosa peor, etc.; de manera que desde este punto de vista el libro es un claro testimonio de la reacción de mucha parte de los intelectuales franceses contra el gobierno excesivamente despótico de Luis XIV. El valor intrínseco de la obra no es muy grande; hoy parece monótona y farragosa. No faltan en ella, sin embargo, episodios interesantes y páginas inspiradas: el armonioso y colorido estilo de Fénelon, cuya elocuencia es atemperada por una dulzura sentimental, y está matizada de novelesca melancolía, vierte en muchas páginas un encanto sutil que basta para explicar la gran fortuna del libro durante todo el siglo XVIII y hasta los primeros años del ochocientos. [La primera traducción castellana, anónima, se publica en París, en 1733. Existen además las de J. de Covarrubias (Madrid, 1797- 98), A García de Arrieta (Madrid, 1799), F. Nicolás de Rebolledo (Madrid, 1803) y M. A. Collado (Valencia, 1823)]. M. Bonfantini
Para Fénelon no existe la oposición entre el cristianismo y lo griego; y el Telémaco es el único monumento de esta feliz y casi siempre imposible armonía. (Sainte-Beuve)
¡Y pensar que esto pasa todavía por bien escrito! ¡Qué estúpido y falso es desde todos los puntos de vista! (Flaubert)
Hay que leer el Telémaco en la inocencia de la primera juventud, en la admiración de los primeros conocimientos, para sentir el encanto de la obra. Hay que leerlo en la madurez cuando se conoce bien la historia de la sociedad francesa, para comprender su importancia histórica. (Lanson)
Ya no se lee el Telémaco, y con razón; y la imagen que el público aún conserva de Fénelon es la de un prelado dulzón y florido. (M. Arland)
* En 1704 en París se representó un curioso Thélémaque ou fragments des modernes, obra musical en un prólogo y cinco actos de André Campra (1660-1744), enteramente compuesta sobre las arias más conocidas de la época. Con el título Telémaco compusieron también óperas Alejandro Scarlatti (1660-1725), Roma, 1718; Christoph Willibald Gluck (1714-1787); Ignazio Raimondi (1733-1813); François Lesueur (1760-1837).