Diario publicado durante la Revolución francesa por Jean Paul Marat (1743-1793); comenzó siendo un folleto publicado en septiembre de 1789 y en los primeros números, del 12 al 16 del mismo mes, llevó el título de «Le Publiciste Parisién». Con frecuentes interrupciones debidas a las persecuciones contra el redactor y su necesidad de esconderse, el «Ami du Peuple» llegó al núm. 685 el 21 de septiembre de 1792. A consecuencia de la proclamación de la República y del ingreso de Marat en la Convención, reapareció el 25 de septiembre con el título de «Journal de la République Française», cuyo último número (242) apareció el 14 de julio de 1793, al día siguiente del asesinato de su autor. Presentado al principio como órgano de una «sociedad de patriotas», Marat fue en realidad su único recopilador y responsable, dedicando por completo su tiempo y fortuna, tras haber abandonado la profesión de médico y extenuándose en el trabajo febril, ejecutado en su mayor parte en malsanos refugios subterráneos. No aparece en el diario una política notable ni original: monárquico en un principio, la necesidad de atacar a Luis XVI como sospechoso de contrarrevolucionario le lleva a continuación a defender una dictadura (idea antipopular que valió a Marat la acusación de aspiraciones ambiciosas); al fin se concilia con la República democrática, en la cual, sin embargo, propugna siempre por una concentración de poderes.
Manifiesta por este tiempo la solicitud hacia el proletariado, hacia la causa de los indigentes, de los obreros (que forman «la parte más sana y preciosa de la nación», «de la que sólo esperan trabajo, dolor y hambre»), y la exigencia de una reforma social siguiendo las normas de Mably y de Rousseau. Sobre todo el diario se convierte en el vigilante y terrible centinela de la Revolución contra «el infernal proyecto de sus enemigos». «Casandra Marat», como le llama Desmoulins, predica el peligro de la emigración, la fuga del rey, la deserción de Lafayette, la traición de Dumouriez, y pide sangre para evitar otros: «Soy la cólera del pueblo, la justa cólera del pueblo»; y excita al pueblo a los saqueos y a la justicia cruel, a la condena del rey y a la de los girondinos, que, arrastrando a su implacable enemigo ante el tribunal revolucionario, determinaron por el contrario su triunfo. Con la catástrofe acaba su papel de acusador y de destructor, y el diario, en los últimos números, sólo combate las reformas internas de los Comités. «L’Ami du Peuple», con su ferocidad verbal, con el estilo vehemente y plebeyo de sus invectivas, expresa por completo a Marat: el fanatismo y la intolerancia del hombre que se inmola por completo a una causa, la exaltación ingenua de su sacrificio y peligro, y la ambición de ceñir la aureola del mártir, que fue satisfecha por el puñal de Carlota Corday.
P. Onnis