[Mademoiselle Irnois]. Cuento de Joseph-Arthur de Gobineau (1816-1882), publicado en un diario, «Le National», en 1847, y en volumen en 1920. La señorita Emelina Irnois es una rica heredera deforme, dotada de una sensibilidad de la que nadie se da cuenta; sus familiares consideran que es casi idiota y la muchacha pasa sus días sentada en una butaca sin abrir la boca.
El dinero del padre Irnois tienta a un funcionario napoleónico, el conde Cabarot, quien pide la mano de Emelina, a quien nunca ha visto; la familia de ella se opone a las monstruosas bodas, pero Cabarot se dirige al emperador, que le autoriza a contraer el matrimonio, y no desiste de su propósito ni siquiera cuando se halla en presencia de la desgraciada muchacha. Se celebra, pues, el casamiento, pero Emelina muere a los ocho días sin que Cabarot haya podido acercarse a ella; y muere porque, en su inocencia de criatura encerrada, se había enamorado en secreto de un joven obrero que había visto en la ventana del palacio de enfrente. Muere, pues, de amor, aquella de quien sus allegados decían que «no era ni .siquiera una mujer». Pero era un alma. Su vida no fue igual a la de la mayoría de los hombres. Si hubiese podido encontrar un amor angélico como el suyo, quizás hubiera alcanzado un grado de felicidad que sólo pueden comprender los que conocen el punto de perfección que alcanzan las facultades que permanecen intactas en los mutilados; Emelina Irnois disponía solamente de su facultad de amar «et elle aima bien!».
L. Gigli