La Revuelta del Islam, Percy Bysshe Shelley

[The revolt of Islam]. Poemita narrativo en es­trofas spenserianas, en doce cantos, del poe­ta inglés Percy Bysshe Shelley (1792-1822), publicado en 1818. En forma ligeramente diversa y con el título Laon y Citna, o La revolución de la ciudad dorada [Laon and Cythna; or, The Revolution of the Golden City], ya había sido publicado a fines de 1817.

Laon es un joven animado por un amor ardiente a la virtud y por la firme resolución de dar a los hombres la libertad intelectual y política de que están priva­dos. Junto con su compañera Citna, unida a él por los mismos ideales, intenta des­pertar a los pueblos del. Islam del estado de esclavitud en que se hallan. Los opresores son, en efecto, expulsados y se revelan al pueblo los engaños religiosos que servían para mantenerlos en esclavitud; pero soste­nidos por las armas extranjeras, los tiranos reconquistan el poder perdido. La desola­ción, la carestía y la peste hacen estrago en el país. Por consejo de un sacerdote, Laon y Citna son condenados a morir en la hoguera para alejar del país tantas des­gracias. La opresión triunfa, pero sólo tem­poralmente; y la obra termina expresando la certidumbre en» el inevitable derrumba­miento de la tiranía.

Este poemita, de ca­rácter alegórico, fue compuesto por Shelley en 1817 cuando su espíritu de rebelión con­tra las injusticias y las miserias que sufre la humanidad, estaba más que nunca re­animado por las tristes condiciones del pue­blo inglés, causadas por la reacción que siguió a la caída de Napoleón. El entusias­mo y la sinceridad que brotan de sus sen­timientos y animan sus versos, haciendo re­sonar en ellos una noble afirmación de fe ilimitada en el poder de las fuerzas espi­rituales, en la naturaleza transitoria del mal y en la eternidad del genio y de la virtud, no bastan para redimir al poemita de la pesadez causada por la preocupación de expresar el poeta sus ideologías, análogas a las manifestadas en Reina Mab (v.). La inspiración del poeta queda en. parte cohi­bida por esta preocupación, no del todo re­sorbida en el vuelo lírico.

S. Rosati