La Leyenda de Era, Anónimo

En este mito babilónico y asirio se narra que Era, dios de la peste, se arma para la batalla e in­vita a los Siete a formar a su lado: se trata de los siete demonios que Anu le había asignado para que le acompañaran en sus batallas y destrucciones, ya que él era un dios destructor por excelencia. Los siete demonios incitan al dios a cumplir su obra nefasta. El malvado demonio Ishum, pro­pagador de la peste, recuerda a Era todo el mal que ya ha hecho, especialmente con­tra la ciudad de Babel, su rey y sus habi­tantes, pero también le hace mención de la destrucción de otras ciudades importantes de Babilonia, como Nippur y Uruk, Dürilu y alguna otra. Era aprueba cuanto dice Ishum y se siente animado a hacer estragos todavía mayores. Se promete que las dis­tintas partes de Babilonia se destruirán mutuamente y que por fin se sublevará Akkad y lo derribará todo. Para esto da a Ishum el encargo de ejecutar todos sus designios, como aquél hace, en efecto. Los dioses se espantan, pero Ishum sigue inci­tando a Era a nuevas devastaciones, hasta que finalmente le insta a aplacarse. Así acontece, y se inicia el período de la pros­peridad, que duró varios años. En la forma en que ha llegado a nosotros, el mito no es más que la introducción a un conjuro, y consta de varios extractos del mito com­pleto, que por ahora no conocemos. Edi­ción: Ebeling, Der akkadische Mythus vom Pestsgotte Era, Berlín, 1925.

G. Furlani