[Iáma]. Es la novela más conocida del escritor ruso Alejandro Ivanovich Kuprin (Aleksandr Ivanovic Kuprin, 1870-1938), publicada en 1912. Kuprin no pertenece a ninguna escuela y es difícil encontrar en sus páginas influencia alguna. Pero es eslavo y, por lo tanto, se pueden observar en su conjunto la simplicidad y el realismo de Chejov, el cariño a los ambientes miserables propio de Gorki y de Dostoievski y el sentido de la fraternidad humana de Tolstoi, todo ello al servicio de un arte frío y objetivo. En La Fosa, Kuprin se enfrenta con un tema escabroso: la prostitución.
Yama, que significa «la fosa» es el nombre del barrio de peor fama de una gran ciudad de la Rusia meridional, en el que de noche se pueden encontrar tipos de las más diferentes clases sociales, así como los más extraños ejemplares humanos. Por la casa de tolerancia que describe el autor, pasan viejos pervertidos y colegiales que todavía no han conocido mujer, barbudos padres de familia y jóvenes novios, policías y ladrones, severos educadores de la moralidad ajena, evadidos de presidio e incluso un verdugo: todos los hombres que esconden en la noche su atormentada bestialidad. Allí viven una vida extraña e irreal cuatrocientas mujeres inconscientes, abandonadas, víctimas del ambiente social, guardianas del honor de las familias y, no obstante, despreciadas y esquivadas, al menos durante el día, por la gente de bien. Los propietarios de la casa las maltratan y las explotan, pero ellas no pueden marcharse, y si lo hacen, la sociedad las rechaza. Sin embargo, estas mujeres, honradas a su manera, más pronto o más tarde se enamoran profundamente de cualquier desgraciado al que acaban por arruinar. Al fin de la novela, el autor nos hace asistir a una serie de muertes y suicidios. Pero la ciudad crecerá y el mal afamado barrio perderá su carácter.
Kuprin aparece en esta novela como un cuidadoso y preciso pintor de un aspecto poco conocido de la vida de las grandes ciudades, a la vez que su realismo parece cruel y desconcertante. Pero, en el fondo, compadece a sus desgraciadas protagonistas, en las que ve siempre aquello que permanece por encima de todas las luchas que agitan a los pueblos: el amor de la mujer, la única cosa que considera eterna y no carente de sentido. [La primera versión castellana, traducida del ruso por Adolfo Varela Castro, se publicó bajo el título Y ama. De la mala vida en Rusia (Madrid, 1923). La segunda, de A. Riera, con el título El burdel (Yama), apareció en Barcelona, 1929 (2.a ed., 1932). Existe además otra versión castellana que lleva por título ha fosa de la lascivia. Jama (Madrid, 1929)].
G. Kraisky