[Hronicul vechimii Romano-Moldovlahilor]. Crónica rumana de Dimitrie Cantemir (1674-1723), príncipe de Moldavia, compuesta en 1717. El autor habría querido escribir una historia completa de Rumania desde los orígenes hasta su tiempo; pero la obra tan sólo se llevó a cabo en su primera parte, es decir, hasta 1274, época en la que después de la invasión de los tártaros tiene lugar la formación de los estados rumanos. La crónica antigua no se inicia con Trajano sino con Eneas, puesto que el autor quiere demostrar que en la lucha entre los romanos y los dacios, habiendo sido estos últimos exterminados y siendo los romanos descendientes de los míticos griegos, así también los rumanos, descendiendo de los latinos, son considerados de origen griego. En cambio, todos los demás pueblos europeos son inferiores en nobleza y estirpe, y Cantemir recoge numerosos testimonios y documentos para refutar con indignación a todo el que osase dudar de semejante origen de los rumanos.
Insiste sobre todo en la argumentación lingüística, afirmando que ésta constituye la prueba más evidente de la romanidad de su pueblo. A pesar de las numerosas invasiones de los bárbaros, vándalos, godos, hunos, gépidos, eslavos, húngaros, pechenegos y cuma- nos, el autor sostiene no sólo la latinidad, sino la directa continuidad de la estirpe rumana en todo el territorio, admitiendo que los rumanos, al retirarse hacia Transilvania ante los tártaros, volvieron luego a su tierra después de la retirada de los invasores; de esta manera la estirpe ha podido conservarse intacta. También afirma que su país, además de representar la cultura romana en Oriente, en lucha contra los turcos, ha cumplido la misión histórica de defender él occidente europeo de las invasiones paganas. A pesar de todo, la Crónica antigua, más que en la intrínseca narración de los hechos, se apoya en el amor patrio que le da vida y en las ideas del autor basadas en amplias e importantes fuentes históricas, puesto que el príncipe Cantemir ocupó por dos veces el trono de Moldavia, pasó muchos años en Turquía y en Rusia y pudo adquirir una cultura vasta y profunda en varios idiomas y especialmente en latín. Cantemir es por ello justamente llamado el precursor de los latinistas transilvanos.
G. Lupi